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Investigadores del Conicet hallaron una variable genética del mosquito del dengue en nuestro país

La investigación internacional descubrió que en Argentina se produjo una mezcla genética entre una variedad selvática y otra doméstica, única en el mundo, informó hoy el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).

“A nivel científico, nos abre la puerta a estudiar si esta variabilidad genética puede llevar a un incremento de la capacidad de invasión”, contó María Victoria Micieli, investigadora independiente del Conicet.

No obstante, “la gente y las autoridades de control deben seguir con las mismas medidas preventivas que se vienen tomando hasta ahora para la variedad de Aedes aegypti que todos conocemos, que ya de por sí es muy peligrosa”, afirmó.

Micieli estimó que, “en algún momento no muy lejano, aunque no podemos determinarlo con este estudio, esa subforma selvática se habría introducido en el país proveniente de África”.

Las implicancias de este estudio “tienen que ver con descubrir realmente si esta particularidad implica un riesgo más alto de introducción o está afectando algún parámetro de su capacidad vectorial”, con flexibilidad adaptativa a diversos ambientes.

El trabajo, publicado en la revista Molecular Ecology, se basó en el análisis de 79 poblaciones del insecto relevadas en 30 países, que halló que en Argentina existe una mezcla genética de dos subtipos: Aedes aegypti formosus -variedad de origen selvático- y Aedes aegypti aegypti -forma doméstica-.

El grupo de trabajo liderado por Micieli -dedicado a estudios de estrategias de control biológico de mosquitos de importancia sanitaria- había tomado como referencia muestras de las localidades salteña de Aguaray y misionera de Posadas, y La Plata.

“Lo que buscamos fue abarcar las dos posibles vías de ingreso del vector por el norte del país, y sumamos a nuestra ciudad como uno de los puntos más cercanos al límite sur de la zona templada”, estudiando parámetros del ciclo vital del insecto, sus características genéticas y capacidad de transmisión de arbovirus.

Micieli, investigadora en el Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (codependiente de Universidad Nacional de La Plata), reseñó que “en 1960, aquí hubo una campaña fuerte de erradicación de Aedes aegypti impulsada por la Organización Panamericana de la Salud y, años más tarde, se lo consideró erradicado”.

“Pero luego disminuyó la cantidad y frecuencia de los operativos de monitoreo y control, y eso llevó a que reingresara en los ’80 por migración pasiva, vía Formosa y Misiones”.

Doctorada en Ciencias Naturales en la universidad platense, Micieli integró un equipo internacional liderado por Jeffrey Powell, de la estadounidense Universidad de Yale, que incluyó las muestras de las poblaciones existentes en Argentina.

“Lo que vimos en ellas fue que presentaban una mezcla entre dos subtipos: Aedes aegypti formosus y Aedes aegypti aegypti. Algo que no se vio en otro lugar del mundo salvo en una región aislada de California, Estados Unidos”, relató la investigadora.

Ambas subespecies se diferencian por sus hábitos, más que en los aspectos morfológicos: mientras la variedad selvática está asociada a ambientes de cría naturales, como huecos de árboles, la doméstica, más relacionada con el ser humano, pone sus huevos en recipientes artificiales, los “cacharros”.

“No hablamos de más resistencia ni peligrosidad. Sí podemos decir que hay una variabilidad genética superior en las poblaciones de Aedes aegypti que habitan nuestro país, y eso puede llevar a una mayor flexibilidad adaptativa”, pudiendo colonizar ambientes que normalmente no ocuparía, concluyó.

Fuente: Télam

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