El Papa Francisco visitó el campo de exterminio nazi de Auschwitz
El Papa Francisco advirtió el viernes a los jóvenes de todo el mundo que la crueldad no se acabó en Auschwitz y que se sigue torturando en el mundo, poco después de su histórica visita al campo de exterminio nazi en Polonia, que recorrió sin pronunciar una sola palabra.
“No los quiero entristecer, pero tengo que decirles la verdad. La crueldad no cesó en Auschwitz y Birkenau”, confesó el máximo pontífice al asomarse a la ventana del palacio episcopal de Cracovia para saludar a los jóvenes de distintas nacionalidades que asistieron a la Jornada Mundial de la Juventud. “Hoy se tortura, muchos son torturados para que hablen. Es terrible. Muchos hombres y mujeres viven como animales en cárceles superpobladas. Ésa es la crueldad de hoy”, explicó tras su primera visita al lugar donde fueron exterminados más de un millón de personas, en su mayoría judíos.
Francisco, que rindió un conmovedor homenaje a las víctimas del nazismo con su recorrido silencioso por el campo de exterminio, no pudo dejar de recordar horas más tarde a todos los perseguidos que “sufren hoy en día tanta maldad”. “He ido a Auschwitz y a Birkenau a recordar lo ocurrido hace setenta años. ¡Cuánto dolor! ¡Cuánta crueldad! ¡Cómo es posible que nosotros, hombres, creados a semejanza de Dios, seamos capaces de hacer lo que se hizo!” en ese campo, lamentó el Papa. Un sentimiento que había ya resumido en una nota escrita de su propio puño en el libro de honor del museo de Auschwitz: “Señor, ten piedad de tu pueblo. Señor perdón por tanta crueldad”.
Reunión con supervivientes
En silencio, Francisco cruzó la tristemente célebre puerta del campo de Auschwitz a pie, sobre la cual reza la inscripción en alemán “Arbeit macht frei” (“El trabajo hace libre”), con la que los nazis recibían a los prisioneros.
Al término del recorrido de casi dos horas durante el cual no pronunció discursos, se reunió con diez supervivientes de este campo de exterminio. Sentado en un banco, se sumió en un largo silencio, con los ojos cerrados por casi diez minutos.
Luego, el Papa se trasladó en un coche eléctrico al llamado Muro de la Muerte, donde los nazis ejecutaron a miles de prisioneros con un disparo en la cabeza. Francisco, que proviene del país de América Latina con la comunidad judía más numerosa, intercambió unas palabras con cada uno de los supervivientes y luego encendió una vela ante el muro. Un gesto simbólico seguido de una oración en la celda subterránea donde murió el santo polaco Maximiliano Kolbe, franciscano como Francisco, quien dio su vida para salvar a un padre de familia.
Después, el máximo pontífice visitó el campo de exterminio de Birkenau-Auschwitz II, donde murieron la mayor parte de las víctimas en cuatro hornos crematorios y donde estaban ubicadas las mujeres.
Francisco es el tercer pontífice que visita Auschwitz después del polaco Juan Pablo II en 1979 y del alemán Benedicto XVI en 2006.
Pedido por los “excluidos”
Al término de la jornada, dirigiéndose a los jóvenes de todo el mundo, tras asistir a un original y moderno Vía Crucis en el parque de Blonia en el centro de Cracovia, el Papa clamó por los “excluidos” de todo el mundo: pobres, enfermos, presos, desempleados, perseguidos, refugiados y emigrantes. “¿Dónde está Dios si en el mundo existe mal, si hay gente que pasa hambre, que no tiene hogar, que huye, que busca refugio?”, se interrogó ante una muchedumbre de todas las nacionalidades reunidas en la explanada.
“Hoy la humanidad necesita hombres y mujeres, y en especial jóvenes como ustedes, que no quieran vivir sus vidas a medias”, dijo el pontífice.
El sábado visitará el santuario de la Divina Misericordia dedicado a Juan Pablo II y asistirá a la vigilia de oración en el Campo de la Misericordia a las afueras de la ciudad donde más de medio millón de jóvenes acamparán toda la noche del sábado para compartir y meditar bajo las estrellas sobre “la fe y la fraternidad”.
Fuente: Noticias Argentinas