Una multitudinaria marcha en Caracas pidió el revocatorio contra Maduro
La oposición venezolana abrió una nueva etapa de presión en las calles para exigir un referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro, fortalecida por la multitudinaria marcha del jueves en la que dijo haber reunido más de un millón de personas.
“Mostramos al mundo el tamaño inmenso de la Venezuela que quiere cambio. Es una marcha histórica”, anunció desde una tarima el vocero de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Jesús Torrealba, quien dijo que se manifestaron “entre 950.000 y 1,1 millón” de opositores. Al anunciar el “inicio de la etapa definitiva” de la lucha por el referendo, Torrealba precisó que el 7 de septiembre marcharán hacia la sede de poder electoral, y siete días después en las capitales de los estados, mientras que para la noche del jueves la MUD llamó a un toque nacional de cacerolas.
Vestidos de blanco, ondeando banderas y gritando “revocatorio ya”, los opositores acudieron a lo que llamaron la “Toma de Caracas”.
En la mayor pulseada que libraron en las calles en los últimos años, Maduro respondió a la oposición con una masiva concentración de seguidores ataviados de camisetas rojas, en el centro de Caracas, en lo que bautizaron como la “Toma de Venezuela”. “Hoy derrotamos un golpe de Estado, han fracasado una vez más, la victoria es nuestra”, dijo desde la tarima el presidente socialista, quien calculó entre “25.000 y 30.000” los participantes en la manifestación opositora.
Marcha y contramarcha transcurrieron en calma, pero en el cierre de la manifestación opositora un grupo de encapuchados lanzó piedras y bloqueó una estratégica vía, ante lo que la policía respondió con gases lacrimógenos. La MUD se deslindó de esos hechos y denunció “la presencia de infiltrados”. Durante la jornada, policías y tanquetas vigilaron varios puntos de la ciudad, y algunas calles y negocios permanecieron cerrados.
La MUD reclama al Consejo Nacional Electoral (CNE), al que acusa de chavista, la fecha de recolección de cuatro millones de firmas necesarias para convocar el referendo, pues considera que sólo cambiando al gobierno y su modelo socialista se acabará la crisis.
Ocho de cada 10 venezolanos quieren un cambio de gobierno, según la firma Datanálisis. Golpeada por la caída de los precios del petróleo, Venezuela sufre una escasez de alimentos y medicinas del 80% y una inflación que el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta en 720% para este año.
Referendo revocatorio
Pese al descontento popular, la oposición no había convocado multitudes desde 2014, según analistas en parte por el miedo a la violencia de aquellas marchas que exigían la salida de Maduro y dejaron 43 muertos. Pero esta vez, la MUD se tomó casi tres semanas para organizar la manifestación, con seguidores de todo el país.
La MUD busca que el referendo sea antes del 10 de enero, cuando se cumple el cuarto año de mandato presidencial, porque si Maduro pierde, habrá elecciones; pero si es revocado después de esa fecha debe sustituirlo su vicepresidente, según la Constitución.
De acuerdo con la firma Venebarómetro, 64% de los electores votaría por revocarlo.
Por su parte, Maduro ordenó la remoción de los jefes de instituciones públicas que apoyan el referendo.
Mano de hierro chavista
Ante sus seguidores, Maduro, vestido de camisa roja, dijo tener listo un decreto para levantar la inmunidad parlamentaria, al acusar a la mayoría opositora de la Asamblea legislativa de planificar un golpe de Estado, con la ayuda de Estados Unidos.
“Voy con la mano de hierro que me dio (Hugo) Chávez. Que nadie se equivoque conmigo, que nadie utilice la inmunidad para conspirar, para complotarse”, advirtió Maduro, quien señaló directamente al presidente del parlamento Henry Ramos Allup de promover la violencia.
De inmediato, el líder opositor respondió: “No pierda el tiempo amenazándonos, nosotros no somos intimidables”. “Presidente Maduro: vea el gentío que se volcó hoy a las calles de Caracas. Nunca se había producido en Venezuela una manifestación pacífica de este tamaño sorteando emboscadas, provocaciones y agresiones”, declaró.
En vísperas de la marcha, las autoridades encarcelaron a tres dirigentes opositores a los que acusaron de planear actos violentos. El jueves Capriles denunció el arresto de dos alcaldes y la retención de varios autobuses. El Sindicato de Periodistas denunció que las autoridades rechazaron el ingreso de varios corresponsales extranjeros que iban a cubrir la marcha opositora.