Francisco criticó a los países indiferentes ante la crisis migratoria
El papa Francisco pidió este lunes a la comunidad internacional que acoja a los inmigrantes y refugiados y afirmó que “un enfoque prudente” por parte de las autoridades no implica “la aplicación de políticas de clausura”.
En el habitual discurso anual en el que delinea los trazos de la política vaticana para el mundo, el papa Francisco criticó este lunes ante los 182 diplomáticos acreditados ante la Santa Sede a los países que permanecen “indiferentes” ante la crisis migratoria y consideró “prioritaria” la defensa de los niños.
Francisco volvió a hacer hincapié en la necesidad de un “enfoque prudente” para superar la crisis migratoria, que, dijo, “no comporta la aplicación de políticas de clausura hacia los inmigrantes, sino que implica evaluar, con sabiduría y altura de miras, hasta qué punto su país es capaz, sin provocar daños al bien común de sus ciudadanos, de proporcionar a los inmigrantes una vida digna, especialmente a quienes tienen verdadera necesidad de protección”.
“No se puede de ningún modo reducir la actual crisis dramática a un simple recuento numérico. El problema de la inmigración es un tema que no puede dejar indiferentes a algunos países mientras que otros sobrellevan, a menudo con un esfuerzo considerable y graves dificultades, el compromiso humanitario de hacer frente a una emergencia que no parece tener fin”, criticó.
“Los niños y los jóvenes son el futuro, se trabaja y se construye para ellos. No podemos descuidarlos y olvidarlos egoístamente”, pidió el Obispo de Roma en otro eje de su discurso.
“Por esta razón, como he advertido recientemente en una carta enviada a todos los obispos, considero prioritaria la defensa de los niños, cuya inocencia ha sido frecuentemente rota bajo el peso de la explotación, del trabajo clandestino y esclavo, de la prostitución o de los abusos de los adultos, de los pandilleros y de los mercaderes de muerte”, agregó.
La referencia del Pontífice es a una carta enviada a los obispos el pasado 28 de diciembre en la que anuncia una “tolerancia cero” con los abusos de sacerdotes a niños y reafirma el pedido de “perdón en nombre de la Iglesia” por esos comportamientos.
En tanto, durante su discurso en la Sala Regia del Palacio Apostólico se mostró “agradecido a todos los países que acogen generosamente a los necesitados, comenzando por algunas naciones europeas, especialmente Italia, Alemania, Grecia y Suecia”.
En un contexto mundial en el que lamentó que la paz “es todavía una simple ilusión lejana” para miles de seres humanos, el Pontífice denunció que “millones de personas viven hoy en medio de conflictos insensatos. Incluso en aquellos lugares que en otro tiempo se consideraban seguros se advierte un sentimiento general de miedo”.
En un recorrido en el que no olvidó el acercamiento reciente entre Cuba y Estados Unidos ni “el esfuerzo llevado a cabo con tenacidad, a pesar de las dificultades, para terminar con años de conflicto en Colombia”, el Pontífice recordó la necesidad de “gestos valientes, que son muy urgentes también en la vecina Venezuela, ante las consecuencias de la crisis política, social y económica”.