Ecuador: se define el nuevo presidente entre Moreno y Lasso
Las Juntas Receptoras de votos abrieron hoy a las 7 en Ecuador (las 9 de Argentina), con demoras en algunos pueblos y poco más de 12,8 millones de ciudadanos acuden ya a las urnas para elegir al sucesor del presidente Rafael Correa entre el oficialista Lenín Moreno y el opositor Guillermo Lasso.
El titular del Consejo Nacional Electoral (CNE), Juan Pablo Pozo, declaró oficialmente abiertas las 41 mil mesas en un acto formal en la sede de la dependencia, en la que garantizó la transparencia del proceso.
“Vivamos esta jornada en paz y respetemos los resultados. Los votos no se cuidan en las calles, sino en las juntas receptoras”, señaló Pozo.
El presidente Correa, presente en el acto, destacó que los comicios son “observados por el mundo”, celebró la presencia de observadores internacionales y reclamó a la dirigencia “seriedad, para ser humildes en la victoria y dignos en la derrota”.
Un rato después, tras votar en una escuela el norte de Quito, Correa prometió una transición ordenada y bromeó con un “por fin” cuando se le preguntó por el hecho de que está cerca la finalización de su mandato, que va hasta el 24 de mayo.
Resaltó que deja “un país con la esperanza renacida” y juzgó que la región “está en un momento decisivo, por el revitalización de la derecha”.
También en el norte de la capital votó a primera hora el compañero de fórmula de Lasso, Andrés Paez, mientras que cerca del mediodía sufragará el oficialista Moreno, en la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE) quiteña.
Buena parte de la región posará hoy sus ojos en Ecuador para saber si el avance de la centroderecha en Latinoamérica se extiende también a este país o si, por el contrario, el progresismo de centroizquierda logra salir indemne en este territorio, que desde hace 10 años gobierna Rafael Correa y que debe elegir a su sucesor entre el oficialista Lenín Moreno y el opositor Guillermo Lasso.
Los dos se ganaron el derecho a estar en el balotaje después de obtener los más altos porcentajes en la primera vuelta del 19 de febrero, y ahora unos 12,5 millones de empadronados decidirán cuál de ellos se sienta el 24 de mayo en el sillón principal del Palacio de Carondelet.
Moreno fue elegido por Correa -de quien fue vicepresidente dos veces-, para intentar la continuidad de la Alianza PAIS en el Ejecutivo, mientras que el ex banquero Lasso fue el candidato de la coalición CREO-SUMA y ahora sumó los apoyos de casi todos los demás postulantes de febrero.
Con los triunfos de la derecha en Argentina, Brasil y Perú y los avances que parece registrar el sector en Venezuela, Bolivia y Chile, en la pulseada de mañana estará en juego también si Ecuador se convierte en un dique para esa tendencia.
Curiosamente, los dos candidatos hicieron de la palabra “cambio” una de las centrales en sus discursos de campaña, aunque con una variante clave: mientras Moreno propone la continuidad con otro estilo y modificaciones en lo que sea necesario, Lasso promete un cambio absoluto de acción y de estilo.
La urgencia por hablar del cambio tiene que ver con que la crisis económica y el desempleo aparecen entre las primeras preocupaciones de los ecuatorianos. Y, atada a ellas, también la corrupción se coló de los dos lados como un factor con el que hacer ruido.
De un lado, se lo señala a Lasso por su rol en la gran crisis económico-financiera de 1999, cuando era ministro de Economía del entonces presidente Jamil Mahuad y por las denuncias en su contra por cuentas off shore y maniobras bancarias; del otro, Moreno paga el precio de la ola de irregularidades que salpicó a América Latina a partir de la difusión del pago de sobornos por parte de la constructora brasileña Odebrecht.
Las últimas encuestas que se conocieron son de la semana pasada (la ley prohíbe la difusión en los últimos días de campaña) y mostraban triunfos muy ajustados para uno u otro postulante, lo que supone un final reñido que hace temer posibles enfrentamientos en las calles mañana por la noche y que obligó a reforzar el operativo de seguridad.
En parte por eso el final de la campaña se ensució con algunos hechos de violencia, advertencias sobre posibles fraudes y denuncias cruzadas de planes conspirativos.
La campaña proselitista tuvo tres protagonistas, porque además de los líderes de las fórmulas, el presidente Correa eligió despedirse de su mandato con un perfil alto: inauguró obras cada día, habló en cada tribuna y ante cada micrófono y recorrió todo el país para alentar las chances de Moreno y erosionar la figura de Lasso, sobre todo a través de la advertencia sobre el posible regreso al pasado neoliberal.
Cuando deje el sillón presidencial, Correa se irá con logros: varios triunfos electorales, una Constitución modernizada -aunque cuestionada por la oposición-, mejoras en casi todos los índices económicos y el título del gobernante que más tiempo Ecuador.
El 19 de febrero, Moreno logró un 39,36 de los votos y quedó muy cerca de evitar la segunda vuelta, mientras Lasso reunió un 28,09. Pero el panorama cambió para este balotaje de mañana.
La oficialista PAIS sumó, al respaldo inicial del Frente Unidos (PAIS y los partidos Socialista y Comunista, sindicatos y organizaciones sociales y de indígenas), únicamente el apoyo del ex postulante de Compromiso Social, Iván Espinel.
Lasso, en cambio, logró que llamen a votar por él los otros cinco candidatos derrotados: Cynthia Viteri, del Partido Social Cristiano; Paco Moncayo, de la ANC; Abdalá Bucaram, de FE; Patricio Zuquilandia, de Sociedad Patriótica; y Washington Pesantez, de UE, en una suerte de “todos contra el correísmo” que polarizó la compulsa.
Con todo, en las calles y los comercios de Quito todavía algunos decían no tener decidido el voto, lo que parece que ocurrirá recién cuando estén frente a las urnas. Será fundamental, también, ver qué pasará con ese cercano al 10 por ciento de sufragios en blanco y nulos que hubo el mes pasado.
Mañana, 1.575 militares custodiarán los centros de procesamiento de resultados y 48.342 harán el resguardo de los recintos electorales. Además, unos 300 representantes de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), de la Organización de los Estados Americanos (OEA), de la Unión Interamericana de Organismos Electorales (Uniore) y la Asociación Mundial de Organismos Electorales (A-WEB, por sus siglas en inglés) serán observadores y acompañantes.
Las urnas estarán abiertas de 7 a 17 (9 a 19 de Argentina) y se estima que tres horas más tarde habrá una tendencia sobre el resultado, aunque hay cinco empresas encuestadoras habiltadas para dar a conocer sondeos a boca de urna.