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Pedro Sánchez ganó las primarias, y volverá a dirigir al PSOE

Pedro Sánchez se impuso hoy en las elecciones primarias del Partido Socialista (PSOE) y recuperó el cargo de secretario general, del que había sido desalojado hace ocho meses por una rebelión interna que fracturó a la principal fuerza opositora de España y abrió una de las mayores crisis de su historia.

Con casi el 100% de los votos escrutados, Sánchez obtuvo 50% de los apoyos y le sacó 10 puntos de ventaja a la presidenta regional de Andalucía, Susana Díaz, que consiguió 40%, mientras el tercer candidato, el ex presidente vasco Patxi López, se quedó con 10%.

“Hay un ganador claro que es el compañero Pedro Sánchez” anunció Mario Jiménez, el vocero de la gestora que dirige el PSOE desde el traumático Comité Federal que en octubre de 2006 parecía haber dado un golpe mortal al entonces líder socialista.

Cientos de militantes se acercaron a la sede partidaria en la calle Ferraz de Madrid para celebrar el triunfo de Sánchez, quien cual ave fénix emergió de las cenizas.

Cuando el escrutinio comenzó a avanzar y la ventaja entre el ex líder y Díaz, responsable de la maniobra que intentó acabar con él, se acrecentaba, la euforia se disparó: “¡Se nota, se siente, Pedro presidente!”, coreaban los partidarios de Sánchez.

Exultante, rodeado de sus fieles y entre gritos de “¡Sí es sí!”, el líder agradeció “de corazón” a los militantes que lo votaron y, en clave electoral, se dirigió a los “socialistas que se sienten progresistas” para anunciarles: “Aquí está el PSOE, aquí está la izquierda”.

“El Partido Socialista va a hacer una oposición útil para la mayoría social hastiada de la corrupción del PP (Partido Popular)”, remarcó.

“Vamos a cumplir con el mandato de las urnas, que es hacer del Partido Socialista el partido de la izquierda, una organización creíble y coherente”, añadió el político español, quien durante meses defendió que su partido no debía facilitar la reelección del conservador Mariano Rajoy.

Sánchez, de 45 años, prometió que construirá “el nuevo PSOE, el de los militantes de base” y “unido”.

“A quien teme el presidente del gobierno actual es a un PSOE unido, y eso lo vamos a tener a partir de mañana: un PSOE unido y rumbo a La Moncloa”, prometió.

Sin embargo, lograr la unidad del partido no será tarea sencilla. Al inicio de su intervención, cuando agradeció a Díaz y López por su participación en las primarias, sus seguidores se quejaron.

Antes de comparecer, el líder posó con sus dos adversarios para una foto que pretendía escenificar la unidad.
Pero sólo López, quien en el pasado ya estuvo a su lado, expresó claramente su fidelidad.

“Mañana todos juntos con él a la cabeza tenemos que trabajar para lograr el mejor Partido Socialista”, dijo.

En cambio, Díaz no aceptó tan bien la derrota. “Vamos a estar disposición de lo que el PSOE necesite de nosotros y así se lo he dicho al secretario general electo”, afirmó.

Díaz, que no mencionó el nombre de Sánchez, aclaró que su aporte será crítico ya que arrimará el hombro “siempre para conseguir algo que quiero que tengan claro: que el POSE debe ser la alternativa de España, y defendemos ese proyecto coherente y autónomo que este partido necesita”, sostuvo.

A Sánchez sus compañeros le arrebataron el poder, pero la militancia socialista -que en 2014 lo convirtió en el primer líder socialista de la historia elegido por el voto directo de la bases-, se lo devolvió brindándole un respaldo inapelable.

Salvo en Andalucía, donde ganó Díaz, y en el País Vasco, feudo de Patxi López, Sánchez conquistó el resto del país, arrasando especialmente en la norteña Cataluña, histórico bastión del PSOE en las generales, que fue arrebatado en los últimos comicios por los aliados de Podemos.

Bajo su liderazgo, el socialismo español cosechó el año pasado los peores resultados de su historia, pero lo hizo en un contexto extremadamente difícil para la socialdemocracia en Europa, por el rechazo social a los procesos de ajuste que se llevaron a cabo en el continente ante la crisis económica, y que impulsaron a los votantes a apoyar a nuevos partidos de izquierda, liberales, así como a la extrema derecha.

La debacle electoral minó la confianza del líder pero con él los socialistas españoles evitaron que les ocurriera lo mismo que a sus hermanos griegos del Pasok o más recientemente al Partido Socialista francés, que pasaron de ser mayoritarios a residuales.

Sánchez aboga por un PSOE de izquierda que no sea cómplice del Partido Popular (PP) en el poder, sino que busque alianzas con otras fuerzas progresistas para derribar las políticas de la derecha y desbancar a Mariano Rajoy, un líder que considera inhabilitado por los escándalos de corrupción de su partido.

Tras las últimas dos elecciones consecutivas en las que ganó el PP de Rajoy, Sánchez se negó rotundamente a facilitar la reelección del líder conservador, pese a que tampoco tenía apoyos para formar un gobierno alternativo.

Esa posición le costó el cargo, ya que una parte de su compañeros de partido consideraban que lo mejor para el PSOE, la segunda fuerza política española, era optar por la abstención, permitir que Rajoy gobernara y reconstruirse pensando en las próximas elecciones.

De ahí que forzaron su salida, con una rebelión interna a espaldas de los militantes. Sánchez, lejos de tirar la toalla, volvió para recuperar lo que le habían quitado. Desde ahora es el primer secretario general elegido dos veces por la militancia.

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