Se larga la campaña en México, con la izquierda de López Obrador como favorita
La campaña para las elecciones presidenciales del 1° de julio en México empezó con el veterano izquierdista Andrés Manuel López Obrador, que promete romper radicalmente con el pasado, como el hombre a vencer por su cómoda ventaja en las encuestas.
“AMLO”, como lo llaman por sus iniciales, tiene en las encuestas una ventaja de 20 puntos en el arranque de la carrera para suceder al presidente Enrique Peña Nieto, cuya popularidad cayó a mínimos históricos como reflejo de los escándalos de corrupción, la continuidad de un polémico operativo militar antidrogas y la violencia que golpea a México sin tregua.
Candidato del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), López Obrador, de 64 años, va por su tercera contienda presidencial: en 2006 fue claro favorito la mayor parte de la carrera, pero al final perdió por poco ante Felipe Calderón, del conservador Partido Acción Nacional (PAN), que lo aventajó por 0,56%.
Hoy son sus dos principales rivales quienes pelean cabeza a cabeza el segundo lugar en los comicios.
Ricardo Anaya, un abogado militante del conservador Acción Nacional (PAN), apuntala su campaña como una figura nueva, pero ve manchada su imagen por acusaciones de corrupción y de hacerse de la candidatura con maniobras sucias.
Político respetado y exministro de Hacienda, José Antonio Meade fue postulado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), cuya imagen cayó tanto que tuvo que echar mano de esta figura externa al partido.
En un lejano cuarto lugar está Margarita Zavala, que renunció al PAN tras chocar con Anaya y es la única que reunió los apoyos para ser candidata presidencial independiente, figura por estrenar en estos comicios.
Los candidatos tendrán simbólicos arranques el viernes y los primeros mitines serán el 1° de abril, cuando en este país profundamente católico se celebra el Domingo de Resurrección.
Aunque todo es posible, AMLO parece difícil de vencer, dijo el historiador y analista político José Antonio Crespo.
“No podemos descartar posibilidades, porque hemos visto en las otras elecciones cómo cambian las cosas en los últimos meses. Pero lo veo difícil. Yo veo ya con mucha ventaja a López Obrador”, explicó.
Algunas encuestas le dan a López Obrador hasta 40% de intención de voto, mientras que Anaya y Meade aparecen en rangos de 20% y Zavala, con un solo dígito.
Parece suficiente, pero hay una máxima que se repite insistentemente: “AMLO es el peor enemigo de AMLO”.
Los detractores del exalcalde de Ciudad de México lo tachan de radical, intolerante y mesiánico, rasgos que cuando surgen asustan a muchos electores.
AMLO acusa a sus enemigos de ser “la mafia del poder”, pero durante el período de precampaña mostró un lado jocoso y ofrecía “amor y paz”.
Sin embargo, en los últimos días se aventuró en terrenos fangosos al decir que revertirá las reformas estructurales, presentadas como el mayor logro de Peña Nieto, entre ellas la energética, que abrió el sector a capitales privados, y que cancelará la construcción del nuevo aeropuerto de Ciudad de México, proyecto de 13.000 millones de dólares.
También dice que reiniciará de cero las negociaciones sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con Estados Unidos y Canadá, y habla de una amnistía a narcotraficantes.
Mientras, Anaya y Meade se pegan con todo.
Meade atosiga a Anaya por la venta por 2,95 millones de dólares de un inmueble propiedad de su familia y que el comprador habría pagado con dinero de origen ilícito en un presunto caso de lavado de dinero.
Anaya, que no es investigado directamente y rechaza haber cometido algún ilícito, acusa al gobernante PRI de utilizar a la fiscalía con fines políticos y señala a Meade de ser cómplice de un sistema político corrupto.
El próximo presidente de México heredará una deslucida economía, la sangrienta lucha antidrogas y una relación con Estados Unidos, su mayor socio comercial, que se volvió espinosa con Donald Trump en la Casa Blanca.
Los votantes parecieran hambrientos de un cambio, pero 71 años de gobiernos del PRI dejaron una pesada herencia de corrupción en el sistema político.
“Los mexicanos están enojados con los partidos y los políticos, pero no hay alternativa porque el sistema político no permite que surja. Los cuatro candidatos han sido parte del sistema político toda su vida”, resume Pamela Starr, especialista en México de la Universidad de el Sur de California.
Agencias Reuters y AFP