Los militares desplazaron “informalmente” a Jair Bolsonaro del Gobierno
El presidente Jair Bolsonaro acaba de ser desplazado “informalmente” del gobierno de Brasil. No se puede llamar “golpe de estado”, no al menos en la manera tradicional ya que sigue en funciones, pero no cumplirá ninguna misión. Quien lo reemplaza en el Poder Ejecutivo es su ministro jefe de la Casa Civil, el general Walter Braga Neto, quien entró al gobierno a mediados de febrero, cuando aún se desempeñaba como jefe del Estado Mayor del Ejército.
En un comunicado del 31 de marzo, firmado por el ministro de Defensa, Fernando Azevedo e Silva y los comandantes del Ejército, la Marina y la Aeronáutica, se anunció la nueva forma de gobierno: “En cuanto dure la situación de crisis (por el impacto del Coronavirus) el Presidente Operacional de Brasil será el general (Walter) Braga Neto”.
Según el site DefesaNet, que difunde exclusivamente materiales referidos a las Fuerzas Armadas, el “cambio” se hizo visible el lunes 31 de marzo. Ese día, la conferencia de prensa diaria sobre el Coronavirus, en el Palacio del Planalto, tuvo como protagonista al “ministro-presidente” Braga, pasó a comandar una suerte de “Estado Mayor” en las sombras de la Presidencia de Brasil. Este medio afirma que la “designación de Braga no fue un simple nombramiento”. Por el contrario, resultó “producto de un acuerdo por arriba, que involucró ministros y comandos militares, y hasta al propio Bolsonaro”.
La explicación que corrió e la cúpula del gobierno sobre este reemplazo oculto, es que con este “mecanismo” se lograba reducir el grado de exposición del presidente brasileño, que había sido objeto de pesadas críticas tanto por parte del Congreso, como de todo el espectro partidario (de derecha a izquierda) y de la prensa. Le cuestionaban su manejo de la crisis del Coronavirus y su postura adversa a la cuarentena que habían apoyado los gobernadores de los 27 estados brasileños. Esta “nueva forma de gobierno” permitió que Braga pudiera conducir las políticas del Palacio del Planalto sobre el Coronavirus, en contradicción flagrante con las declaraciones presidenciales contraria a esa medida.
Ocurre, también, que las élites empresariales comenzaron a mencionar la existencia de un “desgobierno” y la falta de capacidad de conducción del propio Bolsonaro. Así lo afirma DefesaNet, al señalar que pasados los primeros días de ganancias especulativas en la Bolsa de San Pablo, el mundo financiero empezó a temer que sobrevenga un quiebre de los grandes bancos brasileños.
En verdad, en los hechos fueron los propios militares los que preanunciaron el proceso de alejamiento “no formal” en el comunicado que firmaron el ministro de Defensa Azevedo y los tres comandantes militares. Allí se anunció: “Le toca al ministro jefe de la Casa Civil (Walter Braga), ahora incorporado como figura del Estado Mayor Nacional Político conducir la amarga realidad nacional”. Más aún, se subrayó: “Esa deliberación ya fue comunicada con los debidos cuidados, a los ministros y a las principales autoridades de los Tres Poderes (Ejecutivo, Justicia, Congreso)”. Y añadió que este reemplazo “operacional” irá a durar “mientras perdure la grave situación” generada por el Covid-19.
Una semana antes de esta operación en las más altas esferas del país, el jefe del Ejército, Leal Pujol, había advertido: “Este es un momento de cuidado y prevención, pero también de mucha acción por parte del Ejército brasileño”. Pero la parte más reveladora de ese mensaje fue la siguiente: “El Ejército está integrado al esfuerzo de toda la Nación bajo la coordinación del Ministerio de Defensa y junto a las otras Fuerzas hermanas”. No mencionó al presidente Bolsonaro. Leal Pujol culminó su proclama con la frase distintiva del Ejército que alude al “brazo fuerte”.
A todo esto, hubo una reacción del jefe de Estado Bolsonaro, expresada por uno de sus hijos, Carlos, a través de un tuit. Decía textualmente el 31 de marzo: “Es mucho más valioso conversar con un humilde soldado que con un general, que ni siquiera usa silbato”.
Ojalá sea cierto.
Así no