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El Gobierno empieza a analizar cómo descomprimir el transporte público en horarios pico

El viernes, mientras la plana mayor del Gobierno terminaba de definir las actividades que se empezarán a flexibilizar a partir de este lunes y cuya regulación correrá por cuenta de las provincias, los pasajeros que utilizaron el transporte público en el área metropolitana fueron algo más de 800.000.

Notablemente inferior a los 4 millones y medio de pasajeros que a diario utilizan los trenes, colectivos y subterráneos que conectan a la Ciudad y el Gran Buenos Aires, los poco más de 800.000 usuarios del final de semana registraron sin embargo un aumento respecto a los 750.000 de los días previos.

La cifra aún es muy baja, señal del nivel de acatamiento del aislamiento social, preventivo y obligatorio anunciado por Alberto Fernández para hacerle frente al avance del coronavirus en la tarde noche del jueves 19 de marzo y extendido, solo por ahora, hasta el próximo domingo. Pero el leve crecimiento de las últimas horas podría sumar algún incremento a partir de esta semana por la flexibilización gradual de algunas de las actividades que la Jefatura de Gabinete a cargo de Santiago Cafiero terminaba de pulir en la tarde de ayer.

En la Casa Rosada y en las administraciones porteña y bonaerense son conscientes de que el transporte público del área metropolitana es clave en el combate al coronavirus: es un foco de contagio permanente si no se toman los recaudos necesarios. El reporte matutino de este sábado del Ministerio de Salud nacional sobre la situación de COVID-19 en el país, el número 69, informó que en la ciudad y en la provincia de Buenos Aires había 1.471 casos confirmados sobre 2.758. Es decir que el 53% de los contagiados de la Argentina se concentran en el AMBA.

En la reunión virtual de la comisión de Legislación Laboral del miércoles en Diputados, el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, hizo un repaso por las medidas de tinte social, laboral y económico que el Gobierno había implementado desde que la pandemia se apoderó de la vida de los argentinos. E insistió, como lo había hecho el lunes en su participación bajo la misma modalidad pero con un grupo de senadores, en que el transporte es clave para evitar la propagación de la enfermedad.

“Uno de los mayores focos de contagio son los medios de transporte. Estamos entrando en una etapa de administración de cómo va a ser el modelo de salida de este aislamiento social, preventivo y obligatorio”, resaltó el funcionario. “Algún día vamos a tener que volver a la actividad y el dinosaurio va a seguir existiendo. Vamos a tener que pensar cosas que van a requerir nuevas regulaciones”, agregó. Moroni suele referirse al coronavirus como “una enfermedad del medioevo en el siglo XXI”.

En ese sentido, desde los ministerios de Transporte, de Trabajo y el de Desarrollo Productivo empezaron a analizar para lo que viene, una vez que el país logre administrar la crisis sanitaria -el pico de contagios, según los especialistas, llegaría a partir de las últimas semanas de mayo-, la manera de evitar aglomeraciones de usuarios en los trenes y los colectivos del área metropolitana. Y en los subtes, cuya operación le pertenece a la administración de la Ciudad. Mario Meoni, ministro de Transporte nacional, mantiene un fluido vínculo con sus pares porteño y bonaerense, Juan José Méndez y Alejo Supply, respectivamente.

Es uno de los temas que aparece en el menú de pendientes a resolver del Presidente y su jefe de Gabinete, Santiago Cafiero: qué hacer con los horarios del mercado laboral de mayor afluencia de pasajeros.

La posibilidad de evitar aglomeraciones de pasajeros para no contribuir a la propagación del coronavirus, razonan las fuentes oficiales, es materia de análisis -por ahora se habla solo de recomendaciones- de las autoridades gubernamentales, los empresarios y los sindicatos.

En relación al transporte no hay demasiadas alternativas. Por eso las autoridades, y los expertos, recomiendan el uso de autos particulares. Lo opuesto a la vida normal.

Según fuentes oficiales, por el área metropolitana circulan en estos días unos 9.500 colectivos. A principio de semana eran 11.000. Antes de la pandemia eran 15.000 unidades.

El caso de los trenes, por su modalidad de funcionamiento, es más complejo. Las líneas interurbanas cuentan en total con 68 formaciones. Las imágenes del jueves y el viernes del ramal Sarmiento, con pasajeros sin la distancia recomendada unos con otros, alertaron a las autoridades. A las 7 de la mañana del viernes, horario pico, había solo siete formaciones operativas. Debía haber unas diez más. En el Gobierno le echan la culpa a Rubén “Pollo” Sobrero, líder sindical.

En esa línea, Meoni recomendó a sus colegas de Trabajo y de Desarrollo Productivo avanzar en un esquema de trabajo escalonado en los horarios de mayor afluencia de trabajadores. Las llamadas horas pico.

El miércoles, en tanto, el ministro de Transporte participó de una reunión virtual organizada por la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) y la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA por sus siglas en inglés) que contó con el reclamo de las empresas del sector, asfixiadas por el cierre de las fronteras y la brutal merma en los vuelos comerciales. Pidieron volver, en breve, a vender pasajes, una autorización que el Estado por ahora no tiene en mente. Un reclamo compartido con las empresas de ómnibus de corta y media distancia, también paradas por el aislamiento obligatorio.

En la ciudad y la provincia de Buenos Aires, aunque con mucho menor ritmo que buena parte del interior del país, habrá flexibilización con protocolos sanitarios de más actividades. Una alerta para el transporte público.

Es que la crisis desatada por el coronavirus no distingue entre lo sanitario, lo social o la economía. En marzo, la baja en la recaudación por Ingresos Brutos en la Ciudad fue de entre el 30 y el 35%. Se espera que sea mucho peor en abril.

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