La inflación no cedió en enero y las consultoras esperan un aumento de precios cercano al 4%
La inflación no cedió en el primer mes del año y mostró un nivel cercano al 4%, levemente por encima del 3,8% mensual de diciembre con que cerró el año pasado. Según las primeras mediciones de consultoras privadas, el ritmo de suba de precios no dio tregua y hace pensar al sector privado que el índice para este año podría incluso ser mayor al del año pasado, que fue de 50,9 por ciento. De hecho, el 4% de enero equivale a una tasa anualizada superior al 60 por ciento.
Para la consultora LCG, “la última semana del mes cerró con una inflación semanal del 1%. Aunque desaceleró medio punto porcentual contra la semana anterior, se sostiene en niveles elevados, prácticamente por encima del 1% en las cuatro semanas del mes. Así, enero cierra con una inflación promedio de 3,9%, pero de 4,6% medida punta contra punta, 2,1 puntos por encima del acumulado en diciembre. La proporción de productos con aumentos se redujo a 16% (desde 27% en la semana previa) pero todavía resulta alto en términos del promedio del último año (14%)”, consideraron en su último informe.
Para la consultora Libertad y Progeso el alza de precios del primer mes de 2022 apunta al 4 por ciento. “De cara a 2022 esperamos que la inflación se acelere aún más. En enero, los precios crecerían en torno al 4,0% mensual, un poco por encima del valor de diciembre (3,8%). Si anualizamos esta variación, vemos que los precios están creciendo a un ritmo del 60% interanual, clara señal de la aceleración inflacionaria”, sostuvo Eugenio Marí, Economista Jefe en la consultora.
Otras consultoras tienen mediciones similares. Eco Go, por ejemplo, ubicó a la suba de precios en torno del 3,8 por ciento. La consultora Equilibra estimó una suba de precios cercana a 4% en el primer mes del año, número similar a Analytica. Ecolatina y Orlando Ferreres, en tanto, tienen en sus registros que enero concluye con un 3,5% de aumento.
Para los economistas no está claro que el impacto del acuerdo con el FMI haga amainar las expectativas de inflación para este año, que en muchos casos superan el 50,9% con el que cerró 2021. “Más allá del ajuste anunciado en la política monetaria, algunos componentes del ajuste fiscal son inflacionarios, especialmente el ligado a la reducción de subsidios a la energía”, dijo Pablo Besmedrisnik, economista de la consultora VDC.
Según el ministro de Economía, Martín Guzmán el FMI concedió que la inflación es un fenómeno “multicausal”, y que se deberá combatir con un esquema fiscal-monetario y “fortalecer las finanzas públicas con una reducción gradual del déficit fiscal”. En ese sentido, prevé que “el Estado cumplirá un rol de anclar expectativas, para eso el rol de los acuerdos de precios e ingresos en el esquema antinflacionario”. De todas formas, el FMI aclaró también que bajar el gasto en subsidios será un elemento central del programa.
A fines de diciembre del año pasado, antes de los últimos saltos cambiarios y el acuerdo con el FMI, los analistas de mercado proyectaban que la inflación minorista para 2022 se ubicará en 54,8% interanual, 2,7 puntos porcentuales superior a la encuesta de un mes atrás. Los datos surgen del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) realizado por el Banco Central entre consultoras, bancos y fondos de inversión.
En una medición similar que hace LatinFocus, respecto a la suba de precios las consultoras involucradas destacaron: “Se espera que la inflación sea del 51,4% a fines de 2022, lo que representa un aumento del 1,6% puntos del pronóstico del mes pasado”. Y añadieron que la estimación es que la misma se desacelere a 41,4% a finales de 2023.
La proyección de inflación más alta para este año fue la de la consultora Econométrica, la cual estimó una suba de precios al consumidor de 60,8%. Mientras que la estimación más optimista pertenece a Fitch Solutions, con un 32,9 por ciento.
Para intentar explicar las razones de la persistencia inflacionaria, un informe de la consultora Quantum, que dirige el ex secretario de Finanzas Daniel Marx, mencionó que “el BCRA enfrenta una situación de caída tendencial de la demanda de dinero, que se manifiesta en aumento de la inflación, presiones en los tipos de cambio, entre otros. Estos movimientos estacionales requieren atención, para evitar tensiones adicionales. En enero y febrero de cada año el BCRA tiene que absorber la expansión monetaria de diciembre del año anterior, tratando de evitar esos efectos”, comentó en un informe reciente.
Por ahora, la respuesta parece insuficiente. ”La absorción observada en lo transcurrido de enero (datos al 21-ene) aún no refleja el grado de contracción acorde a la expansión de diciembre pasado, tanto por el lado de las cantidades, como por los precios (tasa de interés). En este último caso, las tasas de interés reales siguen siendo negativas, lo cual afecta el proceso de estabilización y desincentiva la demanda de dinero por parte del ahorrista”, concluyó el informe.
En suma, además de inercia y pocas expectativas de que el Gobierno sepa encauzarla a la baja, la inflación tiene combustible.