Opinión: Las Emociones que te Habitan
Por Facundo Quiroga, Coach Ontológico Profesional, Acompañante en Decodificación Bioemocional
Solemos creer que las emociones son el problema.
Decimos de ellas, cuando se desbordan y rompen el dique de nuestra razón:
Que nos dominan, nos invaden, Que nos asustan y nos invalidan.
Estas valoraciones parten de la creencia de que el Ser Humano ante emociones que pudieran embargarle y mostrarlo “desnudo” ante el mundo, debe esconderlas, adaptarlas o reprimirlas, en función a una determinada norma o mandato que justifique su pertenencia a un sistema (Familia, ámbito laboral, sociedad etc.) que pudiera emitir un juicio sobre lo que está sintiendo.
Este pre juicio, lo posiciona en una carencia de posibilidades de observación, indagación e integración de la información y enseñanza que las emociones le brindan.
El miedo, la ira, el asco, la tristeza, la sorpresa o la culpa, suelen ser algunas de las emociones que nos atraviesan y que tratamos de gestionar, generalmente desde un gran desconocimiento de sus funciones y razón de ser.
Ahora bien ¿Qué son las emociones? Una definición posible es que las emociones son “reacciones psicofisiológicas que representan modos de adaptación del individuo cuando percibe un objeto, lugar, persona , situación o recuerdo importante, como algo agradable o desagradable , peligroso o placentero y que tiene una implicación en su percepción, pudiendo alterar su ánimo de forma intensa y pasajera, acompañada de cierta conmoción somática”
Esta definición random, donde se conjugan varias miradas, nos da indicios claros de que la emoción opera de manera pre determinada por experiencias anteriores , generando una serie de manifestaciones a nivel de la actitud y el cuerpo que modifican nuestro ánimo y comportamiento.
Entonces, ¿Cuál es la función de las emociones en la experiencia humana?
El método HUMANO SER propone a la emoción como un “recurso” valiosísimo, que actúa como un hilo conductor de programaciones inconscientes que se reflejan en nuestra vida. Una programación, con una gran carga transgeneracional, cuyo objetivo es asegurar el éxito “Biológico” de esta experiencia llamada Humanidad.
Es por ello que definimos la emoción como: “Energía en Movimiento”.
Esta energía se expresa en dos ámbitos bien definidos. El material o físico y en el de la realidad que se experimenta.
Al primero lo conocemos como enfermedad, al segundo como conflicto.
La manifestación física de la emoción en una enfermedad o la materialización de esta en los conflictos que experimentamos en nuestras relaciones, elecciones y sentires, son al mismo tiempo causa y efecto.
En la enfermedad, la emoción se expresa en nuestro cuerpo, le damos un nombre e incluso un tratamiento que solo contempla al “efecto”. En el conflicto, la emoción se materializa, expresándose de forma exagerada o reprimiendo aquellos recursos que nos viene a señalar y es entonces donde nuevamente se quiere contrarrestar el efecto, pero sin indagar la causa.
Esto se debe, a que existe una “obediencia debida” a estas programaciones, que limitan y determinan aspectos fundamentales de nuestra vida y que sin embargo, en su obstinación persistente, nos reclaman observarlas e indagarlas con el fin de validar una decisión consciente de cambio.
Ese cambio, responde al impulso vital de crear una nueva realidad y se empieza a gestar cuando inevitablemente la misma fuerza de causa y efecto de la enfermedad o conflicto nos empuja a generar una percepción distinta de lo que nos está ocurriendo por una razón simple y poderosa:
El Ser Humano, sabe e intuye, que aunque Humana es su condición material, lo esencial de su SER, como diría el zorro al principito, es invisible a sus ojos.
Las emociones nos habitan, es cierto, crear desde su enseñanza una nueva y mejor realidad, será la decisión que nos acerque a una convivencia consciente con el Ser Humano que estamos siendo.