Dilma batallará “hasta el último minuto” para salvar su presidencia
La presidenta de izquierda Dilma Rousseff expresó el miércoles su determinación de luchar “hasta el último minuto” para salvar su mandato, amenazado por un juicio de destitución que en las últimas horas sumó importantes apoyos en el Congreso brasileño. “El gobierno luchará hasta el último minuto del segundo tiempo por algo que creemos factible, que es derrotar a esta tentativa de golpe”, dijo Rousseff, que el domingo enfrenta una votación en la Cámara de Diputados que, de prosperar, la dejaría a un paso de la destitución.
Esa amenaza se acentuó el martes cuando dos partidos de la base aliada, el PP y el PRB con un total de 69 diputados, anunciaron su ruptura con la coalición estructurada en torno al Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff y su predecesor Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010). Una “amplia mayoría” de otro aliado, el PSD (36 diputados), se pronunció además este miércoles a favor del “impeachment”, anunció su líder en la cámara baja. El gobierno obtuvo el consuelo de que un partido a menudo crítico con sus posiciones, el PDT (20 diputados) anunciara que votaría el domingo contra el juicio político.
Un juicio de destitución puede abrirse si cuenta con el apoyo de 342 de los 513 diputados (dos tercios) y luego con el de más de la mitad del Senado. En ese caso, Rousseff sería reemplazada por su vicepresidente, el centrista Michel Temer, a la espera de que los senadores pronuncien un fallo definitivo, en un plazo de seis meses.
Según el diario O Estado de Sao Paulo, los diputados decididos a votar por la destitución de Rousseff pasaron de 234 el 5 de abril, a 302 actualmente. El número de los adversarios del “impeachment” también creció, pero menos, de 110 a 125 en el mismo periodo. Había asimismo 44 indecisos y 42 que se negaron a responder.
Los partidarios de ambos bandos llamaron a movilizaciones masivas el fin de semana en Brasilia. Las fuerzas de seguridad tendieron un vallado a lo largo de la explanada de los ministerios para evitar incidentes.
En la mañana sólo se veían algunos camiones con altavoces y algunos carteles en favor del “impeachment”. Uno tenía una foto gigante de un lujoso tríplex en Sao Paulo que está en el centro de investigaciones judiciales sobre Lula con la inscripción: “Usted pagó por esto”.
La tensión política y las incertidumbres sobre su futuro inmediato llevaron a Rousseff a anular su participación en la ceremonia de encendido de la llama olímpica de los Juegos que se abrirán en Rio de Janeiro en menos de cuatro meses.
Jefe y subjefe del golpe
Rousseff volvió a cargar contra Temer, a quien la víspera había tildado de “traidor”, y contra el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, que el mes pasado se convirtió en el primer político brasileño protegido por fueros que deberá comparecer ante la Corte Suprema, bajo sospechas de haberse embolsado cinco millones de dólares en sobornos procedentes de la red de corrupción de Petrobras. “Los he llamado jefe y subjefe del golpe. Sólo que no sé quién es el jefe y quién el subjefe. Son socios. Uno no actúa sin el otro”, dijo la presidenta de Brasil en una entrevista con grandes medios brasileños.
La exguerrillera de los años 70 se mostró convencida de que aún puede salir airosa del “impeachment” y dijo que en ese caso estaba dispuesta a olvidar agravios y a proponer un “pacto” “sin vencedores ni vencidos”. “Si gano, propondré un pacto. Si pierdo, seré una carta fuera del mazo”, sintetizó.
Diputados indecisos
La franja de los diputados indecisos está sometida a tentaciones y presiones.
Lula multiplica los contactos y negociaciones para reforzar la presencia de quienes permanezcan fieles a Rousseff en el gobierno y el aparato administrativo, en caso de que la mandataria supere el trance. Pero su acción se ha visto trabada por el bloqueo de su nombramiento como jefe de gabinete a causa de un recurso judicial relacionado con las sospechas de su implicación en el escándalo de los sobornos de la estatal Petrobras.
La Corte Suprema dirá si puede asumir como ministro el próximo día 20, después del voto en la cámara baja.
“Los diputados piensan en sus posibilidades de ser reelectos” en 2018, y la apuesta por Rousseff, sumamente impopular, parece cada vez más arriesgada, señala David Fleischer, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Brasilia.
Los mercados se mostraron ampliamente a favor del “impeachment”, argumentando la necesidad de implementar políticas capaces de sacar de la recesión a la mayor economía latinoamericana. El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que la contracción del Producto Bruto Interno (PBI) brasileño sea este año de un 3,8%, exactamente igual a la de 2015, y que en 2017 haya un crecimiento nulo (0%).
Fuente: Noticias Argentinas