El gobierno de Taiwán apoya oficialmente el matrimonio igualitario
El gobierno taiwanés, liderado por la primera mujer presidenta, la independentista Tsai Ing-wen, manifestó su respaldo formal al proyecto de ley de matrimonio igualitario en Taiwán próximo a aprobarse y que cuenta con mayoría parlamentaria, que lo convertirá en el primer país asiático en consagrar la unión legal entre personas del mismo sexo.
“El gobierno apoya la aprobación de una legislación que permita el matrimonio entre personas del mismo sexo”, dijo hoy el secretario general del Gobierno, Chen Mei-ling, apuntó la agencia de noticias EFE.
El Ejecutivo isleño le pidió al Ministerio de Justicia que tome una decisión sobre el matrimonio igualitario y apoyó el proyecto de ley a favor de la legalización de esta unión entre personas del mismo sexo, agregó Chen.
Por primera vez en la historia, Taipei muestra su apoyo oficial al matrimonio igualitario y se produce tras la presentación de varios proyectos de ley en favor de su legalización, uno de ellos promovido por 33 legisladores del gobernante Partido Demócrata Progresista (PDP), con mayoría parlamentaria.
La promotora fue la legisladora del PDP, Yu Mei-nu, quien sostuvo que estos cambios permitirán a los homosexuales casarse, disfrutar de los derechos matrimoniales y adoptar hijos.
Otro de los partidos que expresó su apoyo fue Nuevo Poder (PNP), que cuenta con cinco bancas en el parlamento. “Taiwán será el primer país asiático con igualdad para todos en el matrimonio”, dijo Freddy Lim, legislador del PNP y vocalista del grupo de heavy-metal Chthonic.
En 2013, se presentó ante el Parlamento una enmienda de ley para legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo, cuando el ahora opositor Partido Kuomintang (KMT) tenía la mayoría absoluta en el Legislativo, pero la propuesta no salió adelante.
La presidenta Tsai Ing-wen fue más contundente y expresó su apoyo a esta unión y prometió acciones a favor de la igualdad. Sus declaraciones fueron el mismo día en que Taipei se convertía en capital del orgullo LGBTI en Asia con la celebración de la mayor marcha del continente.
“Todo amor es igual, toda igualdad puede lograrse por medio del amor… Hoy hay un arco iris sobre Taiwán. Sigue creyendo”, escribió la presidenta taiwanesa en su página de Facebook.
Hace dos días, casi cien mil personas de toda Asia participaron de la marcha en Taipei, una multitud que recorrió las calles de la capital bajo el lema “Divertirse juntos, contra la ‘falsa amistad’ y por el verdadero respeto que da libertad”.
Funcionarios de la Unión Europea, Austria, Bélgica, Canadá, Francia, Nueva Zelanda, Países Bajos y Reino Unido se unieron a la marcha, en solidaridad por la igualdad de derechos.
Para los taiwaneses y residentes en la isla, incluidos algunos venidos de China continental, el evento sirvió para visibilizar y apoyar la diversidad y sentir cómo “la sociedad ha avanzado en este aspecto”, según expresaron algunos asistentes.
Muchos están esperanzados que en lo que queda de este año o el próximo se apruebe la ley de matrimonio de personas del mismo sexo en Taiwán.
Esta aprobación será histórica, no sólo porque Taiwán sería el primer país en hacerlo en Asia, sino por la difícil y compleja relación con China, que considera a Taiwán como una provincia rebelde y que tiene un largo historial de condena y persecuciones sobre esta minoría.
Actualmente, China no reconoce legalmente el matrimonio homosexual, y las autoridades del gobierno central no esperan un cambio de la ley a corto plazo.
Aunque la homosexualidad no es ilegal, hay cada vez más tolerancia, especialmente entre los más jóvenes. En una sociedad confuciana, donde estar casado y tener hijos está considerado una obligación hacia los antepasados, el matrimonio entre dos personas del mismo sexo parece aún una aspiración muy distante.
En abril pasado, un tribunal chino le negó el derecho a casarse a una pareja homosexual, pero pese al fallo en contra, la comunidad gay consideró “un gran avance” que el tribunal aceptara ver el caso.
En los últimos dos años, muchos homosexuales recurrieron cada vez con mayor frecuencia a presentar casos de gran impacto ante los tribunales para presionar en favor de sus derechos.
El más resonante fue el de la estudiante Chen Qiuyan quien logró que un tribunal escuchara sus quejas contra los libros de texto de su Universidad, que describían la homosexualidad como una “enfermedad”.
También Peng Yanzi, de 30 años, consiguió que otra corte declarara ilegales las clínicas que aseguraban “curar” la atracción por el mismo sexo.