Llega la primavera y… ¡atentos con las enfermedades eruptivas en los más chicos!
Una de las consultas más frecuentes al pediatra durante la primavera y el invierno tiene que ver con erupciones que se perciben en la piel de los niños. Las enfermedades eruptivas, o también llamadas exantemáticas, suelen tener manifestaciones características y generalmente un curso benigno. A continuación se describen las más comunes en la infancia y qué hacer ante cada caso:
Varicela
La varicela es una enfermedad producida por el virus Varicela-Zoster, que puede presentarse durante todo el año, pero es más común a fines del invierno y principios de primavera. Se transmite por el contacto directo con las lesiones de la piel o por medio de las gotitas de saliva.
Se manifiesta en la piel con pequeñas manchas rojas que se transforman en ampollas y luego costras. Aparecen en el tronco, cara, cuero cabelludo, brazos, piernas y hasta dentro de la boca. Puede tener además otros síntomas como fiebre, malestar general, dolor de garganta y falta de apetito. En los pacientes vacunados la enfermedad es más leve.
Es contagiosa desde 1 o 2 días antes de que aparezcan las lesiones hasta que todas las ampollas se transforman en costras (entre 7 a 10 días). Los niños deberán permanecer en sus hogares hasta que todas las lesiones estén en período de costras.
Escarlatina
La escarlatina es una infección bacteriana causada por el Estreptococo B Hemolítico que puede darse todo el año aunque es más frecuente en invierno y primavera y afecta principalmente a niños ente 2 y 15 años. Se transmite principalmente por las gotitas de saliva que se expulsan al hablar, estornudar o toser.
En la piel presenta pequeñas lesiones rojas puntiformes que se atenúan al presionar la piel y son ásperas al tacto. Comienzan en cuello, axilas e ingles y luego se distribuyen por todo el tronco y las extremidades. En la cara da un signo característico que es la palidez alrededor de la boca.
El diagnóstico se puede confirmar con un hisopado de fauces que determina la presencia de la bacteria en la garganta. En este caso, el tratamiento es con antibiótico, pudiendo retornar a sus actividades a las 48hs de iniciado el mismo.
Sexta enfermedad
La sexta enfermedad, producida por virus de la familia Herpeviridae, se observa principalmente en primavera y otoño. Es más frecuente en niños pequeños entre los 6 y los 15 meses.
Su transmisión se da por medio de las gotitas de saliva. Comienza con un cuadro de fiebre agudo con temperaturas altas entre 38 y 40ºC, que dura de 3 a 5 días. Puede estar acompañado de tos y congestión de garganta y oídos e inflamación de los ganglios. Las lesiones son rojizas como manchas pequeñas levemente sobreelevadas que desaparecen a la presión. Comienzan en el tronco y cuello y luego se extiende a la cara, brazos y piernas. No pican y duran entre 24 y 48hs.
Quinta enfermedad
La quinta enfermedad es producida por el Parvovirus B19. Los brotes de esta enfermedad se dan principalmente en invierno y primavera y es más frecuente en niños entre los 4 y los 10 años.
Su contagio se produce por contacto con secreciones respiratorias y saliva. Al inicio tiene síntomas inespecíficos como fiebre y malestar. Luego aparece la erupción típica: roja en ambas mejillas de bordes muy definidos y en el cuerpo asemeja un “encaje”. No duele ni pica.
Dura de 7 a 10 días, y ya no es contagiosa en la etapa del brote.
Enfermedad pie-mano-boca
La enfermedad pie-mano-boca afecta a los niños con una máxima incidencia entre 1-3 años de edad. Se presenta en forma de brotes durante todo el año pero es mayor en primavera y verano. Su contagio se da a través del contacto con secreciones respiratorias o materia fecal.
Inicialmente suelen tener fiebre y malestar. En la piel de las manos, los pies y el área del pañal aparece una erupción con pequeñas manchas o granitos, algunas pueden tener contenido líquido. En la boca se encuentran estas mismas lesiones en las encías, la lengua y el paladar. Cuando se rompen las vesículas quedan ulceras superficiales que son muy dolorosas. Las lesiones desaparecen en 5 a 10 días.
No hay un tratamiento específico. Debido al dolor que pueden tener para alimentarse se recomienda ofrecer mucho líquido y que los alimentos sean blandos y frescos.