Demencia: Hacia el 2050 se triplicarán los casos alrededor del mundo
En términos médicos, “demencia” no es sinónimo de “locura”, sino la consecuencia de enfermedades o procesos neurodegenerativos que afectan progresivamente las funciones cognitivas como memoria, lenguaje o razonamiento, así como conducta y emoción, generando incapacidad para desarrollar en forma independiente aquellas actividades cotidianas a la que la persona estaba habituada.
Desde 1994, el 21 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Alzheimer y desde 2012 se conmemora todo septiembre como el Mes Mundial del Alzheimer a fin de profundizar en la concientización y ampliar las actividades relacionadas a brindar información para el reconocimiento de la demencia y la lucha contra el estigma que la misma conlleva.
Este año, el foco de la campaña mundial está puesto en el concepto de que “Un diagnóstico precoz significa que se puede vivir mejor por más tiempo”; con énfasis en la detección de síntomas tempranos, promoviendo la oportuna consulta y eventual diagnóstico y tratamiento adecuados.
Los síntomas habitualmente referidos (pérdida de memoria, dificultades para encontrar las palabras, cambios de humor, pérdida de iniciativa) también pueden observarse en otras situaciones como depresión o envejecimiento normal, pero se diferencian ante todo en el grado de interferencia que generan para el desarrollo de actividades habituales. El siguiente cuadro nos ayuda a comparar los síntomas del envejecimiento normal con la enfermedad de Alzheimer:
Envejecimiento normal
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Enfermedad de Alzheimer
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Olvidar ocasionalmente nombres o citas, pero recordarlos con posterioridad
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Pérdida de memoria que compromete las actividades de la vida diaria
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Errores ocasionales con las cuentas o el presupuesto
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Dificultades para planificar o resolver problemas
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Necesidad de ayuda para tareas complejas o inusuales (programar un electrodoméstico)
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Dificultades para realizar tareas domésticas, laborales o de ocio con las que estaban familiarizadas
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Confundir el día o la fecha pero recordarlo después
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Desorientación en tiempo y/o espacio
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Dificultades visuales asociadas a cataratas o presbiscia
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Problemas de percepción visual
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Dificultades ocasionales para encontrar una palabra específica
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Dificultades para comunicarse
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Perder u olvidar objetos de uso frecuente (anteojos, control remoto) en forma ocasional
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Perder objetos o guardarlos en lugares inapropiados o infrecuentes
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Tomar decisiones equivocadas de vez en cuando
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Fallas en el sentido común y capacidad de juicio o toma de decisiones
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En ocasiones no tener interés por cumplir algunas actividades sociales o laborales
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Abandono de actividades sociales o laborales
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Irritabilidad o “quejas” cuando algo no se hace “a su manera”
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Cambios de humor y personalidad: Ansiedad, irritabilidad, depresión
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Hay muchas cosas que se pueden hacer para prevenir el deterioro cognitivo (causal de la demencia), en general actividades y hábitos simples que se pueden incorporar en lo cotidiano:
1) Cuidar el corazón: El cigarrillo, la presión arterial elevada, el colesterol alto, la diabetes, la obesidad y el sedentarismo, son los principales “factores de riesgo vascular”, y generan daños en las arterias aumentando el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular o un infarto cardíaco, e incrementando también el riesgo de desarrollar deterioro cognitivo. Estos problemas pueden prevenirse a través de hábitos saludables y tratamiento adecuado.
2) Seguir una dieta saludable: El alimento es el combustible del cerebro y el cuerpo. Numerosos estudios demostraron los beneficios de seguir una dieta de tipo mediterránea (rica en cereales, frutas, pescados, legumbres y verduras); por el contrario, la alimentación con exceso de grasas saturadas, azúcar o sal, aumenta el riesgo de enfermedad cerebrovascular y cardiovascular.
3) Participar de actividades sociales: Las actividades grupales implican interacción con otras personas, intercambio de ideas y conceptos, oportunidad de ejercitar el lenguaje, adaptación, empatía; también aumentan la reserva cerebral y ayudan a reducir el riesgo de depresión.
4) Realizar actividad física: El ejercicio físico ayuda a controlar la presión arterial y el sobrepeso, reduce el riesgo de diabetes y de algunos tipos de cáncer. Además genera bienestar y es una excelente oportunidad para compartir actividades con amigos y familiares.
5) Desafiar al cerebro: Mediante nuevas actividades que impliquen un aprendizaje (como aprender un idioma o desarrollar un nuevo hobby) el cerebro puede construir nuevas redes y conexiones, lo que ayuda a contrarrestar los síntomas producidos por la enfermedad de Alzheimer y otras demencias. Nunca es tarde para empezar a desarrollarlas y generan otra oportunidad para realizar actividades compartidas.
Si está preocupado por su memoria o el riesgo de desarrollar una demencia, no dude en consultar con un especialista, quien evaluará la necesidad de realizar estudios específicos que permitan arribar a un diagnóstico adecuado. No hay que preocuparse ni temerle a la demencia: se debe hacer todo aquello al alcance de uno para prevenirla o tratarla adecuadamente en caso de ser necesario.