El ex jefe de campaña de Trump se entrega al FBI por supuestas conexiones con Rusia
El fiscal especial que investiga la trama rusa, Robert Mueller, ha movido ficha. Seis meses después de que iniciara las pesquisas para determinar la posible connivencia del equipo de Donald Trump con el Gobierno ruso, su presentación de cargos llevó este lunes al gran jurado a inculpar a Paul Manafort, exdirector de campaña del entonces candidato republicano, y a su socio principal, Richard Gates.
Entre las doce acusaciones, que cuentan con la firma de los jueces federales, destacan los de conspiración contra los Estados Unidos, fraude fiscal y lavado de dinero negro. Manafort y Gates se entregaron por la mañana en las oficinas del FBI, donde se les comunicó la relación de presuntos delitos que pesa sobre ellos, y, posteriormente, quedaron a disposición del juez. Manafort ha quedado bajo arresto domiciliario.
El que fuera jefe de la campaña del actual presidente estadounidense entre los meses de junio y agosto del pasado año, y su aliado de negocios durante muchos años, que permaneció con Trump hasta su toma de posesión, habrían lavado hasta 18 millones de dólares, para la compra de distintas propiedades inmobiliarias y servicios, dentro de un plan en el que llegó a mover 75 millones a paraísos fiscales.
El fiscal especial, por ahora, no menciona la campaña electoral, a Trump ni a una posible conspiración con el Gobierno ruso para alterar el curso de la elección presidencial. Algo que destacó la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, quien además apuntó que la investigación se encontraría cerca de su final.
La decisión de Mueller de actuar contra la primera persona vinculada a la campaña electoral de Trump ha provocado un revuelo político en Washington. El inquilino de la Casa Blanca acusó en Twitter al fiscal especial de actuar contra su campaña, pero no contra la de Hillary Clinton.
Las críticas de Trump se producían tras publicarse que la candidata demócrata había financiado el dosier de un exespía, el llamado informe antiTrump, encargado por la sociedad Fusion GPS. El domingo habían regresado los rumores de que Trump destituiría a Mueller al frente del órgano dependiente del Departamento de Justicia y creado por el Fiscal General Adjunto, Rod Rosenstein, después de que el titular, Jeff Sessions, decidiera inhibirse por sus contactos con las autoridades rusas durante la campaña.
Manafort, que ya había confesado en julio y colabora desde entonces con el FBI, encabeza la serie de inculpados en una investigación que previsiblemente llevará a más asesores de Trump ante la Justicia. Pese a que por ahora no hay pruebas de que el entonces candidato republicano acordara con el Kremlin algún tipo de estrategia conjunta para lograr la victoria electoral, todos los investigados por el Consejo Especial tienen vínculos con Rusia.
Manafort y Gates participaron en diversos negocios con empresarios ucranianos cercanos a Putin, entre 2012 y 2014. En aquellos años, el que fuera después responsable de la campaña de Trump trabajó para el Partido de las Regiones, la formación del entonces presidente del país, el prorruso Victor Yanukóvich, de la que llegó a cobrar 12 millones de euros en concepto de «asesoramiento». Además, según la investigación del FBI, Manafort se inscribió para ello como agente extranjero, otro de los presuntos delitos de los que se le acusa.