Diplomáticos de Corea del Norte planificaron asesinar a familiares de funcionarios de EEUU
Los representantes del régimen de Kim Jong-un en Lima fueron expulsados por el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski hace pocos días. Infobae revela la trama oculta del complot que urdían junto a un grupo radicalizado del Partido Comunista peruano.
Mientras Kim Jong-un mantiene al mundo en vilo con la amenaza de iniciar una conflagración atómica, sus diplomáticos en Sudamérica participaron en los últimos meses de una sórdida trama de acoso sexual de menores y un complot para asesinar a familiares de funcionarios estadounidenses, según pudo reconstruir Infobae a partir de fuentes diplomáticas.
Todo comenzó el año pasado, cuando la policía peruana recibió una denuncia por acoso sexual a un menor de edad. No era una denuncia más. El señalado por perseguir a un niño que no llegaba a los 15 años era nada menos que el primer secretario de la embajada de Corea del Norte en Lima, Pak Myong Chol.
La familia del niño entregó las pruebas de los mensajes que Chol enviaba al menor y, en pocos días, las fuerzas de seguridad intervinieron el teléfono del diplomático y comenzaron a escuchar sus llamadas y leer los mensajes que mandaba.
Para entonces, Myong Chol era mucho más que el primer secretario de la embajada.
A la par de la escalada belicista norcoreana y como parte del esfuerzo internacional para aislar a la dictadura de los Kim, las relaciones entre Perú y Corea del Norte se habían comenzado a tensar. Junto a Brasil, México, Cuba y Venezuela, Perú es uno de los cinco países latinoamericanos que alberga todavía una embajada de Corea del Norte en su territorio. En marzo del año pasado, el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski había ordenado la reducción del personal diplomático de la embajada de la República Popular Democrática de Corea de seis a tres personas. En septiembre, tras los continuos ensayos misilísticos de norcoreano, el presidente peruano declaró persona non grata al entonces embajador Kim Hak-Chol y ordenó su salida del país, en simultáneo con una decisión similiar tomada por México.
Así, Myong Chol había quedado como la máxima autoridad de la sede diplomática norcoreana en Lima.
Por eso mismo, lo que iban a descubrir los funcionarios peruanos a cargo de la investigación sería de una gravedad inusitada. Las escuchas al teléfono de Myong Chol no sólo lograron ratificar el acoso al menor. Descubrieron algo aún peor: los contactos que Myong Chol y el tercer secretario de la embajada, Ji Hyok, mantenían con dirigentes de Patria Roja (PR), una de las ramas principales del Partido Comunista peruano, para coordinar tareas conjuntas.
Patria Roja es conocido en el Perú por promover todas las manifestaciones a favor de regímenes autoritarios como el iraní o el de Corea del Norte así como repudios a los gobiernos de Estados Unidos e Israel, entre otros.