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Juan Guaidó juró como Presidente interino de Venezuela

Miles de venezolanos se movilizaron en todo el país y en el exterior en repudio al régimen. En medio de represión, y con apoyo de los EEUU y la mayoría de los gobiernos latinoamericanos, el líder opositor invocó la Constitución y asumió las competencias del Ejecutivo. Como respuesta, el chavista rompió relaciones con Washington y prometió “combatir”

La jornada del 23 de enero en Venezuela se transformó en un día clave. En una situación de no retorno, la oposición juramentó a Juan Guaidó, el jefe de la Asamblea Nacional, como el “presidente encargado” del país.

“Hoy damos un paso más y para evitar cualquier duda, hoy doy el paso con ustedes. Hoy 23 de enero de 2019, ante Dios Todopoderoso juro asumir formalmente las competencia del ejecutivo nacional como presidente encargado de Venezuela. Todo el país queda juramentado para llevar el mensaje a la Fuerza Armada Nacional (FAN), de defender nuestra Constitución hasta restaurar la libertad de los venezolanos”, aseguró el político de Voluntad Popular, la formación de Leopoldo López, ante una multitud en el centro de Caracas. A cuatro cuadras de allí, el chavismo también se manifestaba.

En su discurso de apenas unos 15 minutos, decidió jurar formalmente como presidente encargado de Venezuela, aún cuando el Tribunal Supremo de Justicia acababa de emitir una orden a la Fiscalía chavista para que actúe contra toda la cúpula de la AN.

El presidente parlamentario, un ingeniero industrial de 35 años, dijo estar facultado por la Constitución. “Hermanos y hermanos: hoy doy el paso con ustedes, entendiendo que estamos en dictadura”, manifestó, enardeciendo a la muchedumbre. “Guaidó, amigo, el pueblo está contigo”, gritaba la gente que, ondeando banderas de Venezuela, se concentraba en una autopista del este de la capital.

Casi de forma inmediata, la comunidad internacional comenzó a reconocer su mandato. Brasil, Argentina, Colombia, Chile, Paraguay, Perú, Ecuador, Estados Unidos, Canadá, Costa Rica, Guatemala y la Organización de Estados Americanos (OEA) expresaron su apoyo al diputado opositor venezolano.

El propio Donald Trump habló sobre la situación, primero en un tuit y luego en un diálogo con los medios acreditados a la Casa Blanca, reconoció a Guaidó como el presidente “interino” y avisó que “ningúna opción está fuera de la mesa”, en referencia a la posibilidad de una acción militar.

Dos horas después de la jura del opositor, Nicolás Maduro apareció en el balcón del Palacio de Miraflores. El dictador chavista acusó a Estados Unidos de intentar derrocarlo y anunció que decidió romper relaciones con Washington: “Como presidente constitucional, en cumplimiento de mis funciones, he decidido romper relaciones diplomáticas con EEUU”.

El chavista le dio 72 horas a la delegación norteamericana para abandonar el país y, tras anunciar esa medida, envió un mensaje desafiante: “Aquí no se rinde nadie, vamos al combate”.

Luego del pronunciamiento de Maduro, las fuerzas de seguridad chavista dispersaron con gases lacrimógenos a manifestantes opositores en distintos sectores de Caracas, que permanecían en el centro tras el acto de Guaidó.

El accionar de las fuerzas chavistas es el mismo que durante toda la jornada intentó impedir la concentración de cientos de miles de venezolanos. No hay información oficial sobre las consecuencias de la represión pero el Foro Penal Venezolano, principal ONG de derechos humanos, reveló que la menos 7 personas murieron en disturbios que comenzaron el martes por la noche y que hay más de 40 detenidos contabilizados.

¿Cuál es el poder real que Guaidó tienen desde este momento? En la práctica, Venezuela ha terminado de conformar este miércoles un poder bicéfalo que se fue construyendo en los últimos años y que cuenta con diferentes apoyos a nivel nacional e internacional y se desconoce autoridad mutuamente.

Guaidó preside la Asamblea Nacional, el único poder del estado venezolano que quedó en manos de la oposición tras las elecciones de 2015, las últimas que fueron consideradas relativamente transparentes y democráticas por la comunidad internacional. Desde entonces, Nicolás Maduro ajustó los cerrojos de su régimen, desplazó jueces y cooptó el Tribunal Supremo de Venezuela con magistrados leales al chavismo que en poco tiempo declararon en desacato a la Asamblea Nacional. Luego convocó a una elección amañada de una Asamblea Constituyente que pasó a funcionar como un parlamento paralelo.

En este juego de espejos, Maduro cuenta entonces con el respaldo del Tribunal Supremo, la Asamblea Constituyente y, por sobre todo, de las máximas jerarquías de las fuerzas armadas y policiales, donde también ha realizado purgas para desplazar a los disidentes.

Guaidó, por su parte, cuenta con el respaldo de la Asamblea Legislativa, del Tribunal Supremo en el exilio constituido por los jueces desplazados por Maduro, de los partidos políticos de la oposición reunidos en la Mesa de Unidad Democrática y de grandes sectores de la comunidad internacional, liderados por EEUU.

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