Alberto Fernández se acerca al campo
A horas de participar en un encuentro con dirigentes de La Bolsa de Comercio de Rosario, el candidato a la presidencia por el Frente de Todos propone darle al sector herramientas para que muestre toda su capacidad.
En las últimas horas, circuló un documento denominado “Notas para una política agropecuaria” en el que se describe lo que serían los lineamientos para el agro o al menos la visión productiva que tiene del sector el equipo de trabajo del candidato a la presidencia de la Nación por el Frente de Todos, Alberto Fernández. En el texto, que destaca la relevancia del sector agropecuario, asegura conocer la “potencia y enorme capacidad de producción, exportaciones, empleo, innovación tecnológica y acceso a los mercados globales” del campo argentino.
Quizá lo más importante del documento no sean las políticas que propone, sino la autocrítica que pone sobre la mesa sin ningún tipo de excusas:
“Sabemos que hemos cometido errores de los cuales hemos aprendido, errores que jamás volveremos a cometer. Los problemas que se generaron con el trigo y la carne no resolvieron el precio al consumidor y afectaron seriamente estas producciones que representan el ADN de la producción nacional”.
Dicho esto, que no es ni más ni menos que asumir los errores para no volver a cometerlos, con la llegada del Frente de Todos al poder se plantea que “la política para el sector agropecuario y agroindustrial estará firmemente orientada a generar mayor producción de todas y cada una de las cadenas productivas, de la soja al girasol, de las peras al limón, de las nueces a las almendras, de la carne bovina a la aviar, de los corderos a los cerdos, de las semillas de última generación a la producción orgánica”.
El ensayo, que celebra entre otras cuestiones la evolución tecnológica del sector, la siembra directa -denostada en tiempos cercanos- y la importancia del agro a lo largo y ancho del país, también plantea un presente complejo, con una Argentina “estancada hace varios años”. Hace foco en las exportaciones -que oportunamente fueron cerradas y controladas en el caso de la carne y el trigo- al destacar que incrementarlas es “una cuestión fundamental para recuperar el crecimiento”. Aquí es donde la autocrítica se hace visible y se plantea una nueva mirada que podría dejar más tranquilos a los productores de las cadenas mencionadas.
El documento también explica que se perdieron mercados y que “lo que exportamos son fundamentalmente insumos para cadenas globales en las cuales el valor agregado se realiza en otros destinos”. Aquí la paradoja, donde toma fuerza la autocrítica, porque son miles los ganaderos e industriales de la carne que aún hoy recuerdan cómo se castigó a quienes agregaban valor transformando el grano de maíz en proteína animal, con la consecuente caída en las exportaciones de carne.
Desde el Frente de Todos, aseguran que la política “será agresivamente productora de bienes y servicios, creadora de empleo y exportadora para generar las divisas que el país demanda para un crecimiento sustentable y sostenible”. Queda claro que todos los gobiernos son altamente demandantes de la producción agropecuaria, ya que necesitan inexorablemente de los dólares que se generan gracias al campo. Queda claro una vez más que el agro es, desde hace un par de décadas, el motor de la economía.
Se habla de “industrializar la ruralidad” y el texto describe que se trata de fomentar las plantas de empaque; las plantas de faena de pollos; las instalaciones frigoríficas para cerdos, vacunos y ovinos; las plantas de procesamiento de leche, etc.
El actual gobierno se ocupó de comunicar en varias ocasiones, justamente en el último discurso de Mauricio Macri en la Exposición Rural, las novedades acerca de la “desburocratización” del Estado. Es muy positivo para el campo que ambas fuerzas políticas tengan en claro que el sector “soporta una pesada burocracia” que se debe simplificar. Sin embargo, habrá que resolver distintas cuestiones de conectividad para que todas las mejoras que trae la digitalización de trámites se puedan concretar de manera real en cualquier punto de la Argentina.
FINANCIAMIENTO
Este es sin dudas el punto más flojo del oficialismo. Aquí es donde claramente las cosas no salieron como el actual gobierno esperaba. Por eso, el Frente de Todos precisa con mucho detalle que “el Gobierno del Presidente Macri retornó al dominio de la timba, la especulación y la usura financiera. Más de un año con tasas de interés del 60 al 100%, que tornan inviable la producción. En este sentido, propone “recrear instrumentos financieros que permitan el incremento de la inversión, capital de trabajo, financiar exportaciones y asegurar las cosechas contra riegos climáticos”.
La propuesta de la oposición en este punto es “diseñar financiamiento específico, ajustado a las necesidades de los productores y que tenga un verdadero rol de promoción, estimulando la innovación y la incorporación de tecnología, abandonando este infame presente de bicicleta financiera”.
RETENCIONES
“Las retenciones son un mal impuesto que tiene que desaparecer”. Esta frase se escucha todo el tiempo y podríamos atribuirla a cualquier político, más aún en período de campaña electoral. Este es otro punto en el que la oposición puede batallar sin temores, porque fue Macri quien no sólo aumentó las retenciones, sino que además le fijó retenciones a producciones regionales que en algunos casos tenían, pero que eran más bajas. En este punto, no hay mayores detalles y aunque todas las fuerzas políticas coinciden en que son un impuesto distorsivo, queda claro que la necesidad tiene cara de hereje y que todo quedará supeditad,o entre otras cuestiones, a la salud de la economía durante 2020 y al acceso que pueda tener el país al crédito internacional para encarar menos ajustes y más desarrollo productivo.
ECONOMÍAS REGIONALES
Este punto fue largamente tratado por varias entidades rurales, entre ellas Coninagro, que agrupa a los cooperativistas en distintas zonas del país. La crítica del FDT implica que el gobierno de Macri distribuyó más recursos en CABA y la Provincia de Buenos Aires en detrimento del resto de las provincias, por lo tanto se tratajaría en un nuevo proyecto nacional “sustentado en los principios del federalismo” para que se pueda avanzar no sólo en el desarrollo de las actividades regionales, que en muchos casos son emblemáticas, sino para que la Argentina avance hacia una “ocupación plena y equitativa de su territorio”.
COMERCIO EXTERIOR
Según el trabajo en materia agropecuaria del FDT, “La Argentina presenta un pobre desempeño en materia de comercio exterior. La relación exportaciones de Bienes y Servicios respecto al PBI (11,24 % en el 2017 según datos del Banco Mundial) es tres veces inferior al promedio de los países de la OCDE (28,82)”. Quizá éste sea el punto más paradójico para explicar, porque el gobierno de Macri hizo de la apertura al mundo y la conquista de mercados una gran bandera; y a la vez no podemos olvidar que durante el gobierno anterior, los mercados se cerraban desde el propio seno del kirchnerismo.
CAMPO VS CIUDAD
Cuando uno piensa en las políticas del FDT para el campo, es ineludible retrotraernos al 2008, cuando la revuelta por la Resolución 125 generó un quiebre en el gobierno de la ex presidenta Cristina Kirchner. Dentro del proyecto rural que plantea la oposición, queda claro que aquel conflicto “dejó huellas, hasta ahora, irremediables”. Las secuelas fueron “la indiferenciación de los actores agrarios y la manifiesta enemistad de los unos y los otros”.
Es lógico que, como esgrime el documento, “no se podrá edificar un proyecto sin reconciliar la ruralidad” y que será “imprescindible reparar tan profundo agrietamiento”. Y aquí llega otro de los puntos más sobresalientes, que es también parte de la fuerte autocrítica: “El gobierno anterior no tuvo un proyecto agroalimentario”.
La explicación continúa con críticas al oficialismo, al que acusa de no contar con un plan para el campo e invita “a todas las organizaciones que quieran acompañar para derribar muros y levantar puentes” y llama al sector cooperativo para perseguir ese fin.
Ambicioso, el partido opositor más fuerte, asegura ocuparse de una reforma fiscal, de la cuestión ambiental, de la rotación de cultivos, de controlar y legislar acerca de la utilización de químicos que generan rechazos sociales, de darle más recursos a las economías regionales, herramientas a los pequeños y medianos productores, promover un desarrollo sostenible y al mismo tiempo avanzar sobre nuevas regiones productivas en la Argentina.
EL CAMPO SEGÚN ALBERTO
“Los errores del pasado, de los que hemos hablado claramente en este documento, y el sistemático trabajo de desinformación de “Juntos por el Cambio” nos han instalado como un enemigo del sector agropecuario. Sin embargo, un análisis objetivo, despojado de los enojos del pasado, y basado en estadísticas, vivencias y resultados de las empresas y productores de diversa dimensión, muestra que las economías regionales están peor que nunca, que la rentabilidad de la agricultura, aún en la región pampeana, ha sufrido un fuerte deterioro, que el desempleo ha alcanzado niveles que no se veían desde la crisis del 2001 y que la desinversión, la migración y el abandono de la vida rural son una triste y lamentable realidad”.
Insisto en la autocrítica, porque fue algo que durante años se les pidió a todos los funcionarios que oportunamente manejaron los destinos del país. Quizá Según el FDT, “La política económica, y agropecuaria del Presidente Macri excluye a los más pequeños y más alejados de la Capital Federal, concentra riqueza, transfiere ingresos al sector financiero y ni siquiera genera mayores saldos exportables. Nosotros proponemos mirar para adelante, reconstruir con decisión, trabajo, esperanza y alegría. Así lo hicieron nuestros abuelos a lo largo y ancho de la Argentina, ellos tampoco la tuvieron fácil. Nosotros al igual que ellos lo vamos a hacer. Tenemos la fuerza y somos mayoría”.
La propuesta del Frente de Todos se podría resumir en que se buscará que “todas las cadenas productivas de la Argentina agroindustrial tendrán asegurada su rentabilidad, su capacidad de crecer y desarrollarse y su posibilidad de exportar. La oposición asegura que en caso de llegar al poder “no habrá medidas económicas que afecten la rentabilidad del sector”. Y propone reconstruir el tejido social y productivo, el empleo y recuperar mercados en el mundo.
La idea de Alberto Fernández para el campo argentino parece ser muy certera y perseguir con mucha claridad el bien común de todas las cadenas productivas del país. Sin embargo, cuando se lee el documento, se puede reflexionar acerca de lo que cada uno de los gobiernos -actual e inmediatamente anterior- pretende para el campo y el desarrollo productivo. Se puede concluir en que no siempre lo que se dice luego se hace, porque como dice un dicho popular, del “dicho al hecho hay un trecho” y ese trecho fue realmente muy largo durante el kirchnerismo. Quizá más corto en el macrismo pero agravado por otras cuestiones económicas claramente visibles que le pusieron muchas vallas a la carrera productiva: los productores y las pymes lo saben. Insisto, la propuesta es clara pero surge una pregunta: ¿con esta autocrítica del Frente de Todos se puede lograr el acompañamiento y correspondiente voto de los productores agropecuarios? No hace mucho tiempo, en 2011 y a pocos años de “la 125”, Cristina Fernández ganaba las elecciones con el apoyo de gran parte de las zonas agrícolas de la Pampa Húmeda. En 2015 eso se revirtió. El domingo próximo tendremos una nueva foto para saber hacia dónde va el apoyo del campo, porque las cartas ya están sobre la mesa.