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Desde Jujuy a lo más alto de la cordillera: La camiseta del Suri Rugby Club, ofrendada en el Monolito de la Tragedia de los Andes

Por Ignacio Igarzabal| En una travesía que combinó esfuerzo extremo, emoción profunda y un homenaje cargado de significado, una comitiva de 18 personas —14 participantes y cuatro miembros del staff— llegó al Valle de las Lágrimas, el sitio exacto donde ocurrió la Tragedia de los Andes y donde se levanta el Monolito que honra a las víctimas del vuelo 571. Allí, Pablo Molouny, presidente de Suri y único jujeño del grupo, realizó un gesto inolvidable: dejó una camiseta de Suri Rugby Club como ofrenda en el memorial.

La expedición reunió a integrantes de Jujuy, Salta, Tucumán y Madrid, además de participantes que se sumaron de manera independiente. La logística integral —caballos, mulas, guías, campamento y seguridad— estuvo a cargo de la empresa Coolman, de Martínez Luque.

El recorrido comenzó en San Rafael, donde el grupo se preparó para enfrentar uno de los terrenos más duros de la cordillera. A las 6 de la mañana partieron hacia el río Atuel, donde puesteros locales organizaron la carga de los equipos y proveyeron los caballos necesarios para cruzar un cauce imposible de vadear a pie. Con mochilas livianas pero imprescindibles, la comitiva inició una caminata de casi seis horas sobre un suelo de piedra suelta que exigió al máximo a cada participante.

Tras acampar y descansar, el ascenso final hacia el Valle de las Lágrimas comenzó al amanecer. La llegada al Monolito, cerca de la 1 del mediodía, dejó al grupo en silencio absoluto. “Es un lugar que te hace callar. La cordillera impone, pero también se siente el amor que rodea esta historia”, relató Molouny, profundamente conmovido.

Fue entonces cuando realizó su homenaje: depositar una camiseta de Suri RC en el memorial, llevando a ese lugar emblemático un símbolo nacido en Jujuy. El gesto se transformó en uno de los momentos más emotivos de la expedición. “Hay muchísimo amor ahí. El amor fraterno entre les sobrevivientes, el amor de las familias que nunca abandonaron la búsqueda. Es impresionante lo que se siente”, expresó.

El grupo permaneció casi una hora en el sitio, contemplando el paisaje imponente: el filo donde impactó el avión, los restos que aún se conservan y el Monte Seler, por donde los sobrevivientes caminaron hacia Chile en busca de ayuda.

El descenso fue tan duro como el ascenso. Algunos lo completaron a pie, mientras que otros necesitaron nuevamente el apoyo de los caballos para sortear el terreno. Ya en el campamento, compartieron un asado, brindis y la satisfacción de haber vivido una experiencia que marcó a todos.

El regreso incluyó la caminata final hasta el puesto base, hidratación, reorganización del equipo y el traslado hacia la Ruta 40, donde sellaron sus pasaportes de viaje antes de volver a San Rafael.

Hoy, en el Valle de las Lágrimas, la camiseta de Suri queda como un testimonio que viajó desde Jujuy hasta lo más alto de la cordillera. Un símbolo de respeto, memoria y amor fraterno que honra una de las historias más conmovedoras de nuestro continente.

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