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La última marcha opositora en Venezuela tuvo poca convocatoria

La oposición venezolana realizó este miércoles una nueva jornada de movilizaciones para exigir un referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro, cuya baja participación, según analistas, revela divisiones y un mal uso de este mecanismo de presión.

Apenas medio millar de personas respondieron a la convocatoria del líder opositor Henrique Capriles en Caracas, para rechazar una medida judicial que restringió las protestas en las sedes del Consejo Nacional Electoral (CNE), ante el cual se tramita el revocatorio.

El secretario ejecutivo de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Jesús Torrealba, aseguró no disponer de inmediato de un balance de la participación en otras 19 ciudades donde Capriles llamó a manifestar. “Sabemos que la mayoría está a esta hora en cola para conseguir comida, medicinas”, afirmó Capriles, con tono de justificación, al intervenir desde una tarima instalada frente a la corte que ordenó a la fuerza pública resguardar las instalaciones del CNE de “protestas no autorizadas”.

La concentración, de hecho, no demandó un gran despliegue de seguridad, aunque dos calles que comunican con el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) amanecieron con controles policiales y militares. Sin embargo, no hubo movilizaciones hacia ese sector.

 

Divisiones y desgaste

Para Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello, la convocatoria de Capriles fue “deficiente” y no tuvo el apoyo de todos los partidos de la MUD. “La hizo Capriles un poco por su cuenta y a disgusto de otros partidos. Si las convocatorias no las hacen todos, las posibilidades de éxito son muy bajas”, dijo.

Además, puede empezar a haber un “efecto de desgaste por un abuso de las movilizaciones”. “Se están convocando hasta dos veces a la semana. A lo mejor la gente empieza a preguntarse si tiene sentido ir, qué va a lograr con esta marcha” en función de sus necesidades más urgentes, sostuvo el analista.

Alarcón subrayó que cuando se abusa de un mecanismo como la protesta, “se pierde la credibilidad y la emoción de participar, por lo que hay que ser “selectivo y hacerlas en el momento apropiado”.

Por su parte, el analista Nícmer Evans también ve una desconexión entre el objetivo político de las movilizaciones, el referendo, y las demandas de la población por alimentos y medicinas, en grave escasez. La gente “se ha dado cuenta que protestar para que salga Maduro no sirve, sino votar para sacarlo”, afirmó Evans recordando que la MUD recaudó 1,8 millones de firmas en apenas cinco días para pedir la activación del revocatorio, nueve veces más de lo exigido por el CNE.

“La gente no siente que estas convocatorias los represente, quiere soluciones de los problemas sociales y no políticos”, agregó el académico de línea chavista, pero crítico de Maduro.

 

“Marcho con temor”

Las movilizaciones son consideradas por la MUD como su principal arma de presión para el referendo contra Maduro, elegido por seis años hasta 2019, y quien considera “inviable” el mecanismo.

“La única alternativa que tiene la oposición para presionar por el referendo es la manifestación pacífica de calle, junto con la presión internacional”, dijo el politólogo Héctor Briceño.

En las últimas semanas los opositores intentaron llegar dos veces a la sede central del CNE en Caracas, pero sin éxito al ser bloqueados por militares y policías. La primera movilización reunió a un millar de personas, y una semana después el número se duplicó.

Estas modestas cifras llaman la atención considerando que siete de cada diez venezolanos apoya un cambio de gobierno, según la firma Datanális. De hecho, en los últimos cuatro meses se registraron unas 2.000 pequeñas protestas, la cuarta parte en reclamo de alimentos. También se contabilizaron 166 saqueos o intentos de saqueo a comercios, según el Observatorio de Conflictividad Social.

Alarcón no descarta que la baja participación también se deba al temor, en particular luego de los recientes ejercicios militares ordenados Maduro bajo un estado de excepción decretado el 13 de mayo, que incluyó el entrenamiento de civiles para garantizar el orden interno.

“Seguir con la presión de calle y actos como éstos suman. Yo marcho con temor, pero lo hago”, declaró Daniela Huizi durante la concentración de este miércoles.

Briceño también anota que en sectores populares está presente como un “muro de contención” el Caracazo, un sangriento estallido social ocurrido en 1989.

Si el revocatorio se realiza después del 10 de enero de 2017, cuando se cumplen cuatro años del período presidencial, y Maduro pierde, los dos restantes los completará el vicepresidente, designado por el mandatario. Si se hace este año, y el chavismo es derrotado, habrá nuevas elecciones.

 

Fuente: Noticias Argentinas

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