Amnistia acusa a Italia de abusos y tortura
La presión de la Unión Europea (UE) a Italia para que aplique “mano dura” a migrantes y refugiados dio lugar a expulsiones ilegales y abusos que en algunos casos pueden constituir tortura, denunció Amnistía Internacional (AI).
Poco después de conocerse la denuncia, el Ministerio del Interior italiano reaccionó y dijo que el informe es completamente falso.
“Que las fuerzas policiales ejerzan violencia contra los migrantes es absolutamente falso”, señaló el prefecto responsable de migración Mario Morcone, según medios locales, citados por la agencia de noticias DPA.
Morcone dijo además que leer estos “disparates” lo dejó perplejo.
“En su determinación por reducir el avance de las personas refugiadas y migrantes a otros Estados miembros, los líderes de la UE han empujado a las autoridades italianas hasta los límites -y más allá- de lo legal”, sostuvo en el informe Matteo de Bellis, investigador de Amnistía Internacional sobre Italia.
“El resultado es que se está sometiendo a personas traumatizadas, que llegan a Italia después de viajes aterradores, a evaluaciones deficientes y, en algunos casos, a abusos atroces a manos de la policía, así como a expulsiones ilegales”, denunció el informe.
La investigación de Amnistía se basó en entrevistas a 170 migrantes y refugiados.
Muchos de estos testimonios incluyen denuncias de maltratos, algunos de los cuales son casos claros de torturas.
Golpes, electroshocks, así como humillaciones sexuales aparecen en los casos documentados, según el informe.
Después de una breve apertura de fronteras y una bienvenida calurosa a cientos de miles de refugiados, el año pasado, la mayoría de los países de Europa cerraron sus puertas e hicieron casi imposible que solicitantes de asilo e inmigrantes económicos que cruzan todos los días el mar Mediterráneo -para escapar de guerras, violencia étnica y religiosa, y persecución política- entren a su territorio de manera legal y segura.
Desde entonces, la UE en su conjunto decidió que todos los inmigrantes y refugios recién llegados se queden en centros de detención en los países puerto, principalmente Grecia e Italia.