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Tras la aplastante e inconstitucional victoria de Nayib Bukele, ¿qué sigue?

El presidente de El Salvador reaccionó a su victoria en la reelección, el 4 de febrero, con su habitual “mesura”. Antes de que se anunciaran los resultados oficiales, Nayib Bukele afirmó haber obtenido al menos el 85% de los votos. En un discurso pronunciado esa misma noche desde el palacio presidencial, lo calificó de “récord en toda la historia democrática del mundo”.

En efecto, Bukele ha obtenido una victoria aplastante. Con el 31% de los votos escrutados, tenía el 83%. Su partido, Nuevas Ideas, va camino de hacerse con casi la totalidad de los 60 escaños de la reducida legislatura nacional, frente a los 56 de 84 de la antigua.

Los defensores del Estado de derecho señalaron que era inconstitucional que Bukele se presentara a un segundo mandato consecutivo. Pero en 2021 consiguió que el Tribunal Supremo dictaminara que podía volver a presentarse si pedía una licencia de seis meses, lo que hizo, al menos sobre el papel. Insiste en que los votantes deberían poder decidir si quieren que siga en el cargo. “¿Por qué descartar el camino si está funcionando?”, preguntó al anunciar su candidatura a un segundo mandato.

El líder, de inmaculado peinado y vestido con vaqueros, es popular en gran medida gracias a su mano dura contra el crimen. Antes de que asumiera el cargo en 2019, los salvadoreños vivían aterrorizados por los pandilleros, que extorsionaban impunemente a las empresas locales y libraban mortales guerras territoriales entre sí. Bukele primero intentó negociar con las pandillas y luego cambió a un enfoque de mano dura. Dejó que la policía detuviera a cualquier sospechoso de tener vínculos con las bandas. Más de 74.000 personas – equivalente a más del 8% de la población masculina joven – han sido encarceladas. Pocos han sido juzgados todavía, aunque es posible que con el tiempo se celebren juicios “colectivos”, en los que se juzgue simultáneamente a cientos de sospechosos.

Bukele ha evitado la campaña tradicional y se ha decantado por las acrobacias. Fue anfitrión del concurso Miss Universo, estrechó la mano de Lionel Messi y presidió una poderosa maquinaria de comunicación, que incluía trolls que aplastaban a los críticos y ahogaban los discursos desfavorables. Su campaña de relaciones públicas también ha contribuido a cambiar la imagen internacional de su país, de 6,3 millones de habitantes. Lo ha presentado como un paraíso para los surfistas en la ola del futuro. En 2021, El Salvador fue el primer país en legalizar el bitcoin. (Los comerciantes salvadoreños están mucho menos impresionados por esto que por su represión de las bandas).

A los críticos les preocupa el apetito de poder de Bukele y su desprecio por los controles y contrapesos. Desde el principio ha prodigado beneficios a la policía y al ejército para asegurarse su lealtad. También está duplicando el tamaño del ejército, de 20.000 a 40.000 efectivos. En 2020 llevó tropas a la legislatura para intimidar a los legisladores para que aprobaran fondos para su plan de seguridad. Un año después, su partido obtuvo una supermayoría en la asamblea y aumentó su influencia sobre los tribunales. Destituyó al fiscal general y a los jueces del Tribunal Constitucional, y jubiló a la fuerza a un tercio de los jueces ordinarios del país, permitiéndole sustituirlos por leales. Su círculo íntimo está formado por sus hermanos.

FUENTE INFOBAE

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