Coppola: El representante la serie
La serie de Star+ causó furor y arrojó en los espectadores una nostálgica mirada de los años ‘80 y ‘90, cuando el mánager alcanzó la cima gracias a Diego Maradona.
La esperada serie Coppola: el representante finalmente vio la luz y cumplió con lo que todo producto audiovisual suena: dar mucho de qué hablar. Para quienes no estamos interesados en el mundo del fútbol, ni tampoco en el legado “maradoneano”, la bioserie podría haber sido un plomo y sin embargo no lo fue.
Es que Coppola: el representante hizo mucho mérito como para estar entre los productos más vistos de Star+ por estos lados.
Por empezar, se trata de una serie ATP, equivalente a una película pochoclera, y no por eso resigna calidad cinematográfica o narrativa. La ambientación de las distintas épocas y la adaptación de Juan Minujín y Santiago Bande, a las diferentes etapas del personaje en cuestión (que eran una gran preocupación entre los mismos actores y parte del público), finalmente son excelentes.
Lo mismo ocurre con la música de Sergei Grosny, distinguido compositor de bandas de sonido para serie y película que capta el espíritu de una época de manera muy sagaz.
Pero además de todo lo dicho, hay dos grandes cuestiones para valorarle a Coppola. Por lado un guion inteligente que más allá de basarse en su versión de la historia no lo muestra solo en su faceta “ganadora”. No es condescendiente con ese personaje ventajero, aunque tampoco lo deja tan mal parado. Se puede decir que, como en la vida, una persona no tiene solo una cara.
El otro gran aspecto a destacar es la interpretación de Juan Minujín, más allá de la peluca blanca. El actor terminó de confirmar con este papel que es uno de los más versátiles del cine y la tevé nacional. Un intérprete capaz se encarnar a Bergoglio (como en Los dos Papas) y a Coppola casi sin despeinarse.
Por último, qué decir de ausencia de Diego Maradona en la serie. La estrategia de no mostrarlo y que aún así sea omnipresente, fue de lo más inteligente. Sin estar, el “10″ está en cada escena de la serie. Lo mismo debe pasar hoy en la vida de Coppola.
En lo que respecta a su historia personal, sirven a la serie los pasajes de comedia y lo pintoresco y divertido que puede llegar a ser “Guillote” forjándose como un héroe de la noche y un líder de la farándula de los años 90′. Aquí es donde la ficción pierde fuerza y sólo es rescatable la comedia que imprime el director y el enlace propuesto entre imágenes que simulan el archivo, la música característica de la década y la irrupción de personalidades como Susana Giménez, Yuyito González y Karina Rabolini, entre otros.
Cabe destacar que el trabajo de Juan Minujín para encarnar a Guillermo Coppola es sublime.