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Alerta a la OMS el rebrote virulento de fiebre amarilla en Brasil

La Organización Mundial de la Salud se encuentra en alerta por el brote más agudo de fiebre amarilla surgido en Brasil, en donde ya hay 187 muertes, por lo que el organismo internacional junto al gobierno brasileño inició una campaña masiva de vacunación en los cinco estados más afectados, incluidos Río de Janeiro, San Pablo y Bahía.

Según los últimos datos del Ministerio de Salud, desde que comenzó el brote en enero, los casos confirmados suman 574 mientras que 187 personas murieron por el virus, a las que podrían sumarse otras 71 víctimas que todavía deben ser analizadas.

De acuerdo con un informe de la Organización Panamericana de la Salud, entre 1990 y 2010 hubo 587 casos de fiebre amarilla en Brasil, con un reporte de 257 muertes en dos décadas.

El brote cobró tal dimensión que a los 4,1 millones de vacunas de rutina que reparte el Ministerio de Salud, este año tuvieron que enviar a los estados afectados más de 20 millones de dosis.

De todos modos, Oscar Salomón, director del Instituto Nacional de Medicina Tropical de Argentina, indicó que el alerta se dispara cuando el brote salta de las áreas rurales a las urbanas y la transmisión comienza a producirse por el mosquito Aedes, típico de las ciudades.

“Aunque hay transmisión muy próxima a las ciudades y se mantiene la vigilancia activa, no se ha demostrado hasta el día de la fecha casos por transmisión urbana, por Aedes, lo que implicaría brotes de mucha mayor magnitud que los registrados”, afirmó Salomón consultado por Télam.

La OMS también aclara que las grandes epidemias se producen “cuando el virus es introducido por personas infectadas en zonas muy pobladas, con gran densidad de mosquitos y donde la mayoría de la población tiene escasa o nula inmunidad por falta de vacunación”, algo que hasta ahora en Brasil no ocurrió.

Brasil es uno de los 47 países donde la fiebre amarilla es endémica y según la OMS en 21 de los 26 estados, además del Distrito Federal, existen áreas en riesgo de transmisión. Este año, el más afectado de todos fue Minas Gerais, donde se registraron 422 casos, seguido por Espírito Santo, Rio de Janeiro, Bahia y San Pablo.

La fiebre amarilla es una enfermedad viral aguda, hemorrágica, que se transmite por mosquitos infectados de las especies de Haemagogus y Sabethes mientras está en su etapa silvestre o rural. Los principales síntomas son fiebre, cefaleas, ictericia, dolores musculares, náuseas, vómitos y cansancio y se la denomina “amarilla” por el color que adquieren las personas enfermas.

No existe un tratamiento específico sino que se tratan los síntomas, por eso, una de las principales recomendaciones es la vacunación para quienes viven o piensan visitar las zonas afectadas.

Este verano, el Ministerio de Salud de la Nación recomendó a los turistas argentinos que se vacunaran si tenían pensado visitar las zonas afectadas.

“En Argentina realizamos a comienzos de año una reunión con autoridades de salud, ambiente y fauna de la Nación y las provincias fronterizas con mayor riesgo, Misiones y Corrientes. Los objetivos inmediatos son garantizar la vacunación de la población potencialmente expuesta, y consolidar el sistema de vigilancia”, informó Salomón.

Hasta el año 2000, la fiebre amarilla en Brasil se había mantenido en las regiones Norte y Centro Oeste, parte del estado de Maranhão y el oeste de Minas Gerais. Pero la expansión de los centros urbanos y la mayor cercanía con los ambientes silvestres provocó ese año un pico del virus y la zona de influencia se extendió también por las regiones Sudeste y Sur.

Otra de las víctimas de la fiebre amarilla son los monos (huésped natural para el virus), ya que según los datos del Ministerio de Salud de Brasil, desde diciembre murieron más 700.

Salomón explicó que “los monos, especialmente los aulladores, son muy sensibles a la infección por fiebre amarilla, la que resulta un gran peligro para la conservación de las especies”.

“Esta misma situación hace que los monos sean los mejores aliados de los humanos, como centinelas de riesgo de circulación del virus. No debemos matarlos o ahuyentarlos, pues si alguno enferma nos permitirá realizar acciones a tiempo, antes de que el virus sea un problema para la salud pública humana”, enfatizó.

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