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El Gobierno busca recomponer el diálogo con la CGT

Se vienen tiempos de recomposición del diálogo entre el Gobierno y la CGT. Tras los duros enfrentamientos que hubo después del paro general del 6 de abril, la Casa Rosada se dispone a reencauzar su controvertida relación con el sindicalismo bajo una herramienta tendiente a sellar la paz: un proyecto de Ley de Protección y Prevención de Accidentes de Trabajo.

La iniciativa oficial la encabezarán el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, y el superintendente de Riesgos del Trabajo, Gustavo Morón, por pedido expreso del presidente Mauricio Macri. A la vez, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, también empezó a tender nuevos puentes de diálogo con la CGT para restablecer las relaciones con los gremios.

“No podemos vivir enfrentados con los sindicatos y declarar la guerra a un sector importante de la política. Mucho menos en un año electoral”, sentenció a Infobae un destacado funcionario del gobierno que está detrás de los intentos de acercamiento con los sindicatos.

En la práctica, Triaca y Morón ya empezaron a retomar con mucho sigilo este diálogo con la CGT, que quedará cristalizado hacia fines de mes cuando el gobierno convoque al Consejo Tripartito Consultivo para empezar a debatir entre el Gobierno, los gremios y las aseguradoras un anteproyecto de ley de protección y prevención laboral.

La intención de Macri era tener cerrado un acuerdo para el 25 de mayo pero en el Gobierno creen que no se llegará a esa fecha con un proyecto de ley consensuado con la CGT.

De todas maneras, habrá gestos sobrados en los próximos días tendientes a mostrar una mejor relación entre la Casa Rosada y la CGT.

El jueves pasado el ministro Triaca y el vicejefe de Gabinete Mario Quintana se reunieron con los líderes del gremio de Unión de Personal Civil de la Nación (UPCN) para hablar sobre los alcances de la ley de empalme. Una excusa que eligió el gobierno para plantear un acercamiento a los gremios. La respuesta no fue la mejor para la Casa Rosada: hubo críticas y preocupación por el alza de la inflación y los despidos en diferentes sectores de la economía.

No fueron los únicos acercamientos del gobierno a la CGT. Frigerio sigue dialogando por lo bajo con referentes de la cúpula gremial como Rodolfo Daer, Gerardo Martínez o José Luis Lingieri.

En el gobierno se pusieron como eje de restablecimiento de la “pax romana” el proyecto de ley de prevención de accidentes. Es la contracara de lo que fue la odiada ley de ART por parte de los gremios. Triaca comentó hace unos días a sus allegados que “hay que mejorar el servicio de atención a los trabajadores”. También deslizó: “compartimos la preocupación de la CGT en la necesidad de fortalecer las políticas de prevención”.

Desde la cúpula de la central obrera Daer también mostró hacia el gobierno guiños positivos para retomar el diálogo y en la CGT advierten que “es un buen momento” para avanzar con una ley de prevención de accidentes.

En rigor, esta norma es la continuidad de la ley de accidentes de trabajo aprobada por el Congreso. En el último articulado de esa norma se preveía que tres meses después de la sanción se debía tratar un proyecto de prevención de accidentes laborales. Es el “lado amable para los gremios”, como les gusta sostener en el Ministerio de Trabajo, al mencionar la ley de riesgos de trabajo. Es que la ley de ART que impulsó en su momento el gobierno fue muy resistida por la CGT.

El proyecto de ley de prevención de riesgos laborales aún no se definó por completo y se buscará consensuar con los gremios. Pero desde los conceptual la intención es dar con un régimen que contemple mayores medidas de seguridad en cada actividad de la economía, nuevas normas para evitar accidentes y prerrogativas que fijen de antemano los derechos de los trabajadores.

El gobierno apuesta con esta iniciativa su carta para retomar el diálogo con la CGT y los gremios buscarán una revancha después de lo que fue la ley de ART. Claro que desde la cúpula gremial se muestran muy cautelosos y dudan de las buenas intenciones del oficialismo. En el gobierno, por el contrario, reina el optimismo y la expectativa propia de un año electoral.

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