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El Gobierno presentó un informe sobre la herencia que dejó el kirchnerismo

El Gobierno presentó el viernes “la primera versión” del informe sobre la herencia que recibió el presidente Mauricio Macri al asumir al frente de la Casa Rosada, en el que advirtió sobre el “Estado grande pero desprofesionalizado y sobrepolitizado” que dejó su antecesora, Cristina Fernández de Kirchner. “Este informe es la primera versión de ese compromiso. Se trata de una obra en marcha, todavía incompleta, que se irá enriqueciendo a lo largo del año con los informes de las auditorías, las investigaciones de la Oficina Anticorrupción y los nuevos documentos que sigan encontrando los ministerios y los organismos descentralizados”, explicó el texto difundido.

Bajo el nombre de “El estado del Estado”, el Ejecutivo publicó un pormenorizado panorama de la situación en la que el mandatario se hizo cargo del país tras doce años de gestiones del Frente para la Victoria y en él denuncia que “el Estado Nacional tenía poca capacidad para atender sus obligaciones, más gobernado por la inercia, la indiferencia y la corrupción que por el espíritu de reforma, el profesionalismo y el servicio público”.

El documento de 223 páginas de extensión, destaca que “era un Estado desordenado y desorientado, que tenía los instrumentos de navegación rotos y cuyas distintas áreas no se comunicaban entre sí”, por lo que era “más grande, pero desprofesionalizado y sobrepolitizado”. “Cuando llegaron los elecciones, por lo tanto, y después, la asunción de las nuevas autoridades, la Administración Pública Nacional estaba en un estado cercano a la parálisis, con varias cadenas de pagos cortadas, ahogada por una situación macroeconómica cada vez más delicada y aparentemente resignada a que algún tipo de crisis recompusiera la situación”, indicó el informe.

Agregó que “dependiendo del sector o ministerio, el Gobierno había dejado de funcionar hacía tres, cuatro o cinco meses” antes del traspaso presidencial y que “se veían, además, en muchas dependencias los rastros de años –y a veces décadas– sin planificación ni un pensamiento responsable o de largo plazo”. “Es cierto que aumentaron sus presupuestos. Pero también es cierto que, a pesar de esta inyección, los problemas de la educación son similares a los de 2003, que la seguridad de los ciudadanos empeoró y que deudas pendientes de larga data, como los reclamos judiciales de los jubilados o el sistema de coparticipación, fueron prácticamente ignoradas. Mucho menos sirvió la inyección extra para reducir los problemas estructurales de pobreza e indigencia, que en diciembre de 2015 estaban estancados en niveles demasiado altos”, señaló el documento.

El informe abarca nueve áreas, a su vez divididas en más de 40 apartados como Vivienda, Salud, Educación, Aerolíneas Argentinas, Cancillería, Seguridad y Narcotráfico, Defensa, Casa de la Moneda, Banco Central e Indec, entre otras.

Uno de los principales ministerios criticados fue el de Desarrollo Social, que estuvo a cargo de Alicia Kirchner. Se relata que las nuevas autoridades encontraron “materiales de trabajo para capacitaciones donde se rendía culto al gobierno anterior”. Juegos de la Oca, memotest, libros de historietas y murales con temática kirchnerista y “todo esto se dio en un entorno politizado donde la entrega de insumos se embanderaba con pecheras de organizaciones políticas oficialistas como Kolina o La Cámpora”, señaló el informe.

“Sólo durante 2015, 13.544 millones de pesos asignados a obras de vivienda fueron gastados en cuestiones que nada tenían que ver con la construcción de viviendas, según estimaciones posteriores. En diciembre de 2015, además, las obras de vivienda social financiadas por el Estado Nacional llevaban cinco meses paralizadas”, ejemplifica “El estado del Estado”.

También se refiere a que “por todo el país se encontraron escuelas con severos problemas de infraestructura, maestros que no tenían suficiente capacitación, alumnos que aprobaban sin aprender y padres que no se comprometían” y que “en diciembre de 2015 el Estado argentino no sabía ni cuántas armas tenía ni dónde estaban ni, peor, quién las tenía”.

Así, a pesar de que reconoce que “el balance de la década anterior al cambio de gobierno incluye muchos logros”, el duro análisis asegura que el Estado “incrementó su tamaño y también sus recursos, pero mejoró menos de lo esperable su capacidad de proveer bienes públicos a la ciudadanía”. “Las instituciones de la República, en lugar de controlar la gestión y prevenir hechos de corrupción, se emplearon en ocasiones como un instrumento en la lucha política a favor del oficialismo y fueron desmanteladas cuando se volvieron una amenaza para quienes ocupaban el gobierno”, apuntó.

 

Fuente: Noticias Argentinas

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