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El Gobierno de Dilma pidió a la Corte anular el proceso de destitución

El gobierno brasileño pidió el martes a la corte suprema anular el procedimiento de “impeachment” (juicio político) de Dilma Rousseff, en un desesperado intento por impedir que la presidenta sea alejada del poder.

A menos de 24 horas de que el Senado decida si abre un juicio político contra Rousseff, que la apartaría del poder por hasta 180 días, mientras la juzga, la mandataria aseguró que luchará con todas sus fuerzas para impedirlo. “El último día de mi mandato es el 31 de diciembre de 2018”, dijo Rousseff en una conferencia sobre políticas para las mujeres, frente a miles de fervientes simpatizantes. “Voy a luchar con todas mis fuerzas, usando todos los medios disponibles, medios legales, medios de lucha”, aseguró la exguerrillera de 68 años que en 2011 asumió como la primera presidenta mujer de Brasil.

La Abogacía General del Estado (AGU), que defiende a la mandataria, asegura que el proceso debe ser anulado porque el expresidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, suspendido la semana pasada, sólo aceptó abrirle un juicio de destitución por “venganza” personal. La AGU recuerda que Cunha, suspendido la semana pasada por obstruir investigaciones en su contra en el megafraude a Petrobras, dio luz verde a la solicitud luego de que el gobernante Partido de los Trabajadores (PT) decidiera apoyar una investigación que le inició la Cámara baja por faltas éticas.

A menos de tres meses de los Juegos Olímpicos que comienzan el 5 de agosto en Rio de Janeiro, Brasil está paralizado por la batalla del “impeachment”, una recesión económica que se anticipa como la peor en un siglo y una enorme investigación por corrupción en la estatal Petrobras, que tiene a decenas de políticos y empresarios en la mira.

Golpe parlamentario

Tras días de alocadas marchas y contramarchas, los 81 senadores tienen previsto reunirse el miércoles para decidir si abren un juicio de destitución a Rousseff, acusada de cometer un “crimen de responsabilidad” por ocultar déficits del presupuesto con préstamos de bancos estatales durante su campaña a la reelección y en los primeros meses de su segundo mandato. El presidente del Senado, Renán Calheiros, dijo que la votación comenzará a las 09:00 (hora local) del miércoles y que quiere terminarla el mismo día, aunque en teoría podría durar más de 20 horas.

La mandataria insiste en que los gobernantes que la precedieron practicaban las mismas maniobras fiscales y asegura que es víctima de un “golpe parlamentario”. Dilma, que ha perdido el apoyo de casi todos los partidos que integraban su coalición de gobierno y cuenta con apenas un 10% de popularidad, denuncia incansablemente un “golpe frío” en su contra en cada aparición pública.

Sondeos y analistas coinciden en que ya hay votos más que suficientes para iniciar el juicio político. Son necesarios 41 votos de un total de 81 senadores para que Rousseff abandone el Palacio de Planalto, sede de la presidencia, y aguarde la sentencia final en la residencia oficial.

Si es suspendida, el vicepresidente Michel Temer, exaliado de Rousseff y actualmente su mayor enemigo, asumiría el poder de forma interina. Y si Rousseff es finalmente destituida con los votos de dos tercios del Senado, Temer finalizaría su mandato en 2018. “Estoy cansada de los desleales y los traidores”, confesó la mandataria antes de identificar como autores de un “golpe moderno” a Temer y a Cunha.

El secretario general de la OEA, Luis Almagro, también saltó en defensa de Rousseff tras reunirse con ella en Brasilia, y cuestionó la legitimidad del “impeachment” porque es impulsado por varios legisladores investigados o acusados de corrupción. Hay un “porcentaje alto de diputados y senadores que podrían estar involucrados o indagados o acusados en temas de corrupción. Eso definitivamente genera un problema estructural de cinismo en cuanto a las decisiones que hay que tomar sobre el “impeachment””, dijo Almagro en un audio subido a su cuenta Twitter.

Un estudio de la ONG Transparencia Brasil reveló que 61% de los 81 miembros del Senado han sido condenados o acusados de delitos en algún momento.

Rousseff no es blanco de ninguna investigación o acusación por corrupción. Pero tanto sus mayores aliados como sus más acérrimos enemigos son investigados o acusados en el mayor escándalo de corrupción de la historia de Brasil, que defraudó a la estatal Petrobras en más de 2.000 millones de dólares y engrosó bolsillos de políticos del gobernante PT y aliados, así como las arcas de sus partidos.

 

Fuente: Noticias Argentinas

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