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El Senado brasileño aprobó el juicio político a Dilma Rousseff

Los senadores brasileños votaron a favor de que Dilma Rousseff sea sometida a un juicio de destitución en la última capítulo previo a la decisión que a fin de mes podría terminar con más de 13 años del Partido de los Trabajadores (PT) en el poder.

La sesión quedó abierta el martes por la mañana por el presidente de la corte suprema, Ricardo Lewandowski, que dirigió la sesión. En horas de la tarde algunos de los senadores del plenario de 81 miembros expusieron sus argumentos ante sus pares, en un proceso que resultó más ágil de lo previsto porque los legisladores en general utilizaron menos de los diez minutos asignados.

“Hoy estamos defendiendo la Constitución. Aquéllos que cometen crímenes tienen que ser responsabilizados”, declaró el senador socialdemócrata Aecio Neves, rival de Rousseff en las elecciones de 2014. “Las condiciones para el alejamiento de Dilma Rousseff están consolidadas”, afirmó.

Con 59 votos a favor y 21 en contra, el Senado aprobó la madrugada del miércoles el informe del senador socialdemócrata Antonio Anastasia (Partido de la Social Democracia Brasilera, PSDB) que recomendó destituir a Rousseff por haber cometido un “atentado contra la Constitución”, y ahora Dilma sólo tendrá una última oportunidad para evitar su caída.

En la sesión del martes bastaba que la mitad de los legisladores presentes más uno (mayoría simple) apoye la acusación para que el caso avance a la instancia final de juicio y sentencia.

“Hoy no es un buen día para nuestra democracia”, afirmó en su intervención el senador del PT, Paulo Rocha. “Existe una alianza política con olor a golpe”, afirmó.

 

Capítulo final

Rousseff, de 68 años, fue suspendida del cargo el 12 de mayo y desde entonces denuncia a su vice, Michel Temer, que la sucedió provisoriamente, de haber orquestado un “golpe” en su contra.

Por la tarde, unas 250 personas protestaron “contra el golpe” convocados por centrales sindicales en una céntrica avenida de San Paulo, donde también ondearon carteles con la leyenda “¡Fuera Temer!”. “Estoy aquí contra el golpe, porque este proceso no tiene nada que ver con las cuentas públicas o con corrupción. Era la derecha que quería llegar al poder”, dijo Valder Dias, un obrero metalúrgico de 44 años. Protestas similares fueron convocadas en otras ciudades brasileñas.

Acusada de haber violado la Constitución al aprobar gastos sin el visto bueno del Congreso y suscribir decretos para financiar al Tesoro con la banca pública, sobre todo en su campaña de reelección de 2014, Rousseff podría perder su mandato y quedar inhabilitada para ejercer cargos públicos por ocho años.

“La presidenta está cada vez más aislada, un aislamiento muy acentuado, que se agravó en las últimas semanas y que incluye hasta su propio partido. No tengo ninguna duda de que, al igual que en el juicio definitivo, la votación será a favor del ‘impeachment’ (juicio político) y será destituida”, dijo el senador Aloysio Nunes, del PSDB y líder del frente oficialista de Temer.

En la vereda del frente, la senadora Vanessa Grazziotin, aliada a Rousseff, coincidió: “Lo van a conseguir con bastante facilidad. No tenemos muchas expectativas”.

A sus 75 años, Temer lidera un frente pro “impeachment” para asegurarse la presidencia hasta el 31 de diciembre del 2018, cuando debía terminar el mandato de Rousseff. Diez días atrás pidió acelerar el proceso porque la gente “necesita saber quién es el presidente”. Su plan es partir al G20 en China a inicios de setiembre como presidente de los brasileños, sin el adjetivo “interino”.

El eventual juicio comenzaría el 25 de agosto, cuatro días después de la clausura de los Juegos Olímpicos y durará unos cinco días.

Una amplia mayoría de los congresistas considera que la ahijada política del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva será destituida en la fase de juicio, que requiere el apoyo de al menos dos tercios del Senado.

 

Protestas en los Juegos Olímpicos

La política también se coló en los Juegos.

La noche del lunes, un juez determinó que la policía no puede reprimir manifestaciones pacíficas dentro de los estadios, una polémica actitud que ha sido respaldada por los organizadores frente a numerosas protestas que proclaman “Fuera Temer” durante las competencias deportivas. Mientras, en Brasilia, lejos de los anillos olímpicos, el edificio del Congreso estuvo rodeado por vallas a la espera de unos 5.000 manifestantes.

El gobierno de Rousseff perdió apoyo por una recesión económica feroz y las acusaciones de corrupción que lo vincularon a una inmensa red de sobornos en la estatal Petrobras.

Recluida en la residencia presidencial, Rousseff dijo que publicará una carta donde se comprometerá a convocar un plebiscito para que los ciudadanos decidan si quieren adelantar elecciones en caso de que consiga derrotar al “impeachment”.

Si pierde definitivamente el poder, Rousseff será el segundo jefe de Estado brasileño en caer a manos del Congreso en 24 años. El anterior fue el actual senador Fernando Collor.

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