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Los peruanos marcharon contra la violencia de género

Unas 50.000 personas salieron a las calles de Lima para exigir un alto a la violencia contra la mujer en Perú, una sociedad que se reconoce machista.

“Si tocan a una, tocan a todas” era el consigna que coreaban los participantes en la marcha #NiUnaMenos, convocada por organizaciones de la sociedad civil que fueron respaldadas por el presidente y la primera dama.

De manera pacífica, familias enteras, amigos y activistas, confundiéndose con el presidente Pedro Pablo Kuczynski y la primera dama Nancy Lange, ministros de Estado, mujeres policías, portaron pancartas y vinchas en demanda de una sociedad más igualitaria, ante crecientes casos de agresiones hacia la mujer registrados en el país.

Pese a tratarse de una marcha en rechazo a la violencia, el ambiente era de alegría. Como adelantaron los organizadores, la idea era “darle la vuelta” al dolor de la agresión.

“Vamos a promover una cultura de paz y tolerancia, diciendo no a la violencia. No más violencia contra las mujeres y los niños”, dijo Kuczynski.

Según dos encuestas difundidas el sábado, el 74% de los limeños considera que la peruana es una sociedad machista, mientras que el 53% cree que una mujer con minifalda tiene responsabilidad al ser acosada.

 

Cambio de mentalidad

“Aquí hay hombres y mujeres, no es una pelea, es una lucha contra una estructura machista que se ha mantenido por años”, dijo la ministra de Justicia, Marisol Pérez Tello, presente en la marcha. La actividad fue replicada por peruanos residentes en distintas ciudades del mundo.

Por su parte, el ministro de Interior, Carlos Basombrío, se comprometió a “capacitar a los comisarios policiales para que tengan mejores protocolos” al momento de abordar una denuncia de agresión contra la mujer.

La marcha, que culminó en el Palacio de Justicia, fue encabezada por dos mujeres, cuyos casos son el símbolo de esta protesta: la bailarina Lady Guillen, cuyo novio la golpeó, desfiguró y recibió una sanción que no contemplaba cárcel; y Arlette Contreras, cuya expareja la arrastró de los cabellos en un hotel, la golpeó y la dejó inconsciente. También en este último caso el acusado quedó libre, pues la justicia consideró que el tirón que le dio a Arlette por los suelos no tenía la intención de agredirla sino que la estaba “llevando a conversar”.

“Somos doblemente víctimas, porque somos atacadas no sólo por nuestros agresores sino por la justicia”, dijo Contreras. Guillén se volvió abogada para apoyar a las mujeres que sufren violencia.

 

El pecado de “provocar”

En 2015 hubo 95 feminicidios en Perú y este año van 54, además de 118 intentos. De este total, el 33% de las víctimas ya había denunciado a sus agresores, según la Defensoría del Pueblo.

Un caso de los últimos días que no entró en este conteo fue el de Shirley Pajuelo. Su esposo y padre de sus seis hijos le lanzó un ladrillazo en el ojo porque la comida que le sirvió tenía mucho ají. En la última semana han muerto tres mujeres víctimas de violencia.

Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2013, Perú ocupa el tercer lugar en el mundo por violencia sexual contra mujeres de entre 15 y 49 años por parte de su pareja, detrás de Etiopía y Bangladesh.

Luchar contra la agresión a la mujer es una tarea difícil en este país. Recientemente, el cardenal Juan Luis Cipriani dijo que la mujer “se coloca en un escaparate, provocando” el abuso del hombre. Luego sostuvo que había sido malinterpretado.

En Perú el feminicidio puede recibir al menos 15 años de cárcel, pero los tribunales no aplican la norma, lo que ha llevado a las máximas autoridades judiciales a disponer la capacitación obligatoria de los jueces desde una perspectiva de género. El Ministerio de Justicia reconoce la necesidad de una reforma.

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