Salud

Amplían a todos los pacientes el acceso a las drogas que curan la hepatitis C

La hepatitis C es un caso paradigmático en la medicina, porque es una enfermedad grave y muy frecuente, pero para cual se encontró la cura. Hoy, las drogas que están disponibles en Argentina curan a más del 95 de los pacientes. En el marco del Día Mundial de Lucha contra las Hepatitis Virales, la AAEEH quiere remarcar que ahora tanto las nuevas Guías de Diagnóstico y Tratamiento de las Hepatitis Virales, como el Programa Nacional de Hepatitis Virales del Ministerio de Salud de La Nación recomiendan tratar a todos los pacientes, independiente del grado de fibrosis hepática que presenten.

“Hasta el año pasado, la recomendación era priorizar a aquellos pacientes que presentaban mayor daño en el hígado y postergar la cura en quienes todavía la enfermedad no había avanzado. Era una decisión lógica, que replicaba la tomada por países de referencia, pero que claramente presentaba una contradicción intrínseca. Estábamos dejando que la enfermedad avanzara en los pacientes más sanos, justo en aquellos adonde podíamos prevenir que hubiera daño. Afortunadamente, eso cambió y ahora ya estamos en condiciones de tratar a todos”, explicó la Dra. Beatriz Ameigeiras, médica hepatóloga y presidente de la AAEEH.

Las drogas nuevas curan a más del 95 por ciento de los pacientes en 2, 3 ó 6 meses, a través de la administración de comprimidos de toma oral y prácticamente sin efectos adversos. Antes se trataba con esquemas de interferón, que sólo lograban curar a alrededor de 5 de cada 10 pacientes y con niveles de toxicidad que en ocasiones hacían interrumpir el tratamiento.

Tal como se difundió a finales de 2017, en septiembre de ese año el Laboratorio Nacional de Referencia para Hepatitis Virales del Instituto ‘Dr. Carlos Malbrán’ implementó, en conjunto con la AAEEH, una campaña de detección y concientización de la hepatitis C sin precedentes a nivel nacional: participaron 44 hospitales de todas las provincias del país y se llevaron adelante más de 11 mil testeos.

Tras un análisis preliminar de prácticamente el total de los resultados, se encontraron 79 personas infectadas, lo que representa el 0,72% de quienes se hicieron el test, una cifra cercana, de algún modo, a las estadísticas del país, que hablan del 1% de la población, lo que representaría un total de alrededor de 400 mil personas viviendo con hepatitis C.

La Organización Mundial de la Salud planteó, como objetivo universal, la erradicación del virus de la hepatitis C para el año 2030. Para alcanzar esa meta, Argentina está trabajando activamente. Por este motivo, agregó el Dr. Fernando Cairo, médico hepatólogo y vicepresidente de la AAEEH, “surge otro desafío: estimular desde la asociación todas las medidas educativas que permitan aumentar la tasa de diagnóstico de hepatitis C en la población general”.

Muchos pacientes infectados por el virus de la hepatitis C ya han tenido acceso al tratamiento y la mayoría tuvo la respuesta esperada, pero sabemos que todavía hay muchas personas que tienen la enfermedad y no se tratan, o peor aún, que tienen la enfermedad y lo desconocen. Sabemos que hay miles de personas con hepatitis C, entonces tenemos que salir a buscarlos, encontrarlos y curarlos”, agregó el Dr. Cairo.

El virus va dañando lentamente al hígado y, sin dar síntomas, puede desencadenar en el tiempo cirrosis, cáncer de hígado y hasta requerir un trasplante. “Tenemos herramientas para prevenir esas complicaciones eliminando el virus del organismo, por lo que nadie debería dejar que el tiempo pase sin curarse”.

Una encuesta a 1000 argentinos realizada por la consultora Voices para la AAEEH en 2017 reveló que El 61% reconoce que la hepatitis C es un problema en nuestro país, pero 8 de cada 10 saben poco o nada sobre la enfermedad y 7 de cada 10 no se consideran en riesgo de haber contraído el virus.

La realidad es que todos pudimos haber estado expuestos a la hepatitis C, fundamentalmente cuando no se tomaban todas las medidas de prevención adecuadas. Las vías de contagio son a través de sangre infectada, fundamentalmente por:

·         Transfusiones de sangre y hemoderivados antes de 1992

·         Uso de instrumental médico y odontológico mal esterilizado

·         Compartir cepillo de dientes, afeitadoras, jeringas u otros elementos cortantes

·         Realización de tatuajes y piercings sin los cuidados necesarios

·         Relaciones sexuales sin protección

·         De madre a hijo durante el embarazo.

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