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200 nenas por mes tienen un bebé en Argentina

En el último año, 2.350 niñas de entre 10 y 14 años tuvieron un hijo. La gran mayoría de los embarazos fueron producto de abusos sexuales. Podrían haberse interrumpido. En Argentina el aborto es legal en casos de violación y cuando el embarazo puede provocar riesgo de salud o muerte. Una niña tiene cuatro veces más riesgo de morir en el embarazo o parto que una joven mayor de 20 años. Sin embargo, el acceso a muchas de estas interrupciones legales es negado. Por eso “Niñas, no madres” se ha vuelto reclamo, grito y campaña.

No hay estadísticas oficiales nacionales que muestren la realidad del abuso sexual en el país. Estas 200 niñas que tienen bebés cada mes son sólo una pequeña muestra, ya que no todos los abusos terminan en embarazo. El abuso sexual es el delito más impune porque es el que menos se denuncia, y es que no sólo las víctimas son niñas sino que la mayoría de los agresores (7 de cada 10) son familiares o personas conocidas.

Los embarazos forzados a niñas producen un impacto profundo en su salud física, emocional y social. Sus cuerpos de niñas aún no terminan de estar formados. A nivel psíquico provoca depresión, angustia, ansiedad. Sus vidas se transforman. Seis de cada diez de estas niñas deben dejar la escuela.

“La violencia sexual y las normas de género con relación al poder y el control, reduce la autonomía de las niñas adolescentes así como su habilidad para prevenir embarazos no intencionales”, sostiene Silvina Ramos, coordinadora técnica del Plan Nacional de Prevención y Reducción Embarazo no Intencional en Adolescencia (Plan ENIA).

“Dadas las altas tasas de fecundidad de niñas y adolescentes entre 10 y 14 años producto de situaciones abusivas, el Plan ENIA se ha propuesto como uno de sus objetivos estratégicos el fortalecimiento de políticas para la prevención del abuso y la violencia sexual hacia la niñez y la adolescencia, y para el acceso a la interrupción legal del embarazo (ILE) en el marco de la normativa vigente”, dice uno de los documentos de la Secretaría de Salud de la Nación.

“Alerta”, comienza un video que acaban de presentar en conjunto el Plan ENIA, UNICEF Argentina, UNFPA y Red por la Infancia centrado en embarazo adolescente y de niñas: “Está vulnerable y su vida va a cambiar para siempre…dejará la escuela, dejará de jugar, se dedicará a tareas de cuidado sin la posibilidad de estudiar y tendrá menos oportunidades laborales y seguirá siendo abusada… la niñez se pierde para siempre”.

“Pero… -continua el video- Si actuamos ella estará protegida y podemos transformar su realidad”. Se habla de Salud, Justicia, Educación, Protección, Seguridad. “Una niña no debería ser madre, no mires para otro lado”, termina.

América Latina y El Caribe es la región, después de Africa SubSahariana, en la que menos disminuye la tasa de embarazo adolescente. Un estudio de CLADEM de 2014 en 13 países de América Latina y el Caribe mostraba que el número de partos de niñas de 10 a 14 años llegaba casi a 60 mil: 160 partos por día. La cifra no baja aunque crezca la economía. ¿Por qué? Los expertos hablan de una “lenta incorporación del problema en agenda de políticas públicas, y abordajes puntuales en lugar de abordajes combinados”.

-¿Por qué es tan difícil de bajar los embarazos en niñas?

“Sigue habiendo una naturalización por parte de la sociedad, algo de dejar pasar, de no ver. La sociedad tiene una matriz patriarcal. Pero las instituciones tienen que poder dar respuesta, médicos, docentes, se debe denunciar”, explica a Clarín Fernando Zyngman, especialista de Salud de UNICEF.

“Hay que trabajar para que haya más rutas de atención, más normativas, para que funcionarios y profesionales de cada localidad se sientan contenidos y respaldados para actuar ante estas situaciones -continúa Zyngman-. Y desde ya, continuar con la Educación Sexual Integral. La ESI empodera. Ya lo vemos en algunos grupos de chicas, pero falta mucho aún. Se necesita un cambio cultural muy fuerte”.

En el abuso hay asimetría de poder: por diferencia de edad, roles, fuerza física, manipulación psicológica. Hay asimetría de conocimientos: el abusador suele contar con mayores conocimientos que su víctima sobre la sexualidad y sus implicancias. Hay asimetría de gratificación: el abusador actúa para su gratificación sexual, nunca contempla deseos y necesidades de la víctima. No hay consentimiento cuando se impone una conducta por el ejercicio de poder. no hay consentimiento cuando no se entiende qué se está consintiendo.

Durante mucho tiempo, la continuidad de un embarazo producto de abuso sexual en niñas y adolescentes aparecía como la única alternativa, seguida por la crianza o la adopción. Ahora se exige que se cumpla con la Ley y se garantice la Interrupción Legal del Embarazo. Se lee en el Plan ENIA: “Obstaculizar o impedir el acceso a la interrupción legal del embarazo a una niña o adolescente abusada sexualmente es una triple vulneración de sus derechos humanos: violación a su integridad sexual, coerción a llevar a término un embarazo forzado y obligarla a ser madre”.

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