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Donación de plasma: Un enorme acto de solidaridad

Desde el inicio de la pandemia y con las primeras víctimas fatales, ante la ausencia de vacunas (por ahora se encuentra en etapa de ensayo aunque comenzarían a aplicarse a la brevedad) y sin tratamiento específico; los científicos y médicos comenzaron a hablar de la posibilidad de administrar plasma enriquecido con anticuerpos, es decir, a partir de donación de pacientes recuperados intentar aplacar el combate del virus del COVID-19 en el cuerpo de aquellos que están padeciendo la enfermedad.

Este tratamiento está todavía en proceso de evaluación, en etapa experimental, y todavía no ha sido apobado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), aunque está siendo aplicado el “plasma de convaleciente” en numerosos países como método paliativo ante la pandemia que azota a todo el mundo.

Las personas que se han recuperado de COVID-19 tienen anticuerpos — proteínas que el cuerpo usa para combatir infecciones — a la enfermedad en su sangre producto de haberla portado. El plasma es el componente líquido de la sangre.

Este tipo de tratamientos es bien conocido en Argentina debido a la epidemia de fiebre hemorrágica que azotó al país hace 70 años y que logró reducir significativamente la letalidad gracias al destacado trabajo del doctor Julio Maiztegui.

Pero no todos los pacientes recuperados pueden ser donantes y no todos pueden recibir dicho tratamiento, el plasma no sirve en los casos de pacientes que ya se encuentran en un muy mal estado general, los críticos.

Es sin dudas un acto de amor, de solidaridad y el procedimiento de extracción no conlleva ningún riesgo para su salud. Como en los donantes de sangre, quienes donen plasma deben cumplir con ciertos requisitos, y solo serán entre el 20% y el 30% de los recuperados.

Es decir, entre un 70 u 80 % de los pacientes de COVID 19 no podrá donar plasma. Muchos de ellos porque ese plasma podría ser letal para quien lo recibe debido a la presencia de otros anticuerpos que poseen.

Este es el caso de las personas gestantes, es decir, aquellas mujeres que cursaron algún embarazo (haya llegado o no a término) en algún momento de su vida, lo que reduce considerablemente el número de donantes. Tampoco pueden donar plasma aquellos pacientes que hayan tenido hepatitis, chagas, o estén bajo tratamiento oncológico.

En conversación con referentes del Centro Regional de Hemoterapia (CRH) de la provincia, explicaron que los posibles donantes ingresan en una instancia de selección: Pacientes sintomáticos con diagnóstico previo de COVID-19 confirmado y documentado (con dos pruebas negativas tras 14 días); pacientes asintomáticos con prueba confirmada y tras 14 días de aislamiento y exposición. Una vez cumplidos estas condiciones, son recién trasladados al CRH.

Allí se le realizan pruebas de tamizaje obligatorias, para asegurar la presencia de anticuerpos IgG positivos anti-SARS-COV-2 (como se lo conoce científicamente al Coronavirus) y tras resultados de laboratorio y evaluación médica, finalmente podrán hacer efectiva su donación; en un proceso que no dura más de 40 minutos.

Lo fundamental de este tratamiento, es que hay pacientes recuperados que pueden generan suficientes anticuerpos para ayudar a 3 y hasta 4 personas.

“Un enfermo puede generar tres donaciones, porque no se dona todo sino que con la plasmaféresis la sangre sale, pasa por una máquina, se le quita el plasma con esos anticuerpos y la sangre se vuelve a introducir en el organismo. Por eso, se puede donar hasta tres veces en un término corto de tiempo, un mes o un mes y medio, según el paciente”, explicó también el doctor Luis Sarotto (MN 78073), presidente de la Asociación Médica del Hospital de Clínicas.

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